El liderazgo de las mujeres en la conservación y gobernanza forestal es clave para un futuro igualitario: Voces de GFC
Reconocemos que, para lograr un futuro inclusivo y justo en tiempos de COVID-19 y más allá, hay que luchar por la igualdad de género y a la vez que enfrentarse a las barreras estructurales del patriarcado, extractivismo, racismo y capitalismo. El liderazgo de las mujeres en la toma de decisiones es clave, ya que hace posible saber las prioridades, necesidades y experiencias de las mujeres en toda su diversidad.
Con mucha frecuencia, los cuerpos de gobernanza de los bosques y del medio ambiente siguen siendo dominados por hombres, y no tienen en cuenta el género. Esto es importante porque la igualdad de género y los problemas como la violencia de género no solo afectan las vidas de las mujeres, sino que también socavan el desarrollo comunitario y la defensa de tierras y bosques.
Para que la conservación y gobernanza forestal sean exitosas e inclusivas, es necesario prestar la debida atención a la discriminación y las barreras a las que se enfrentan los grupos subrepresentados en la sociedad. Si se trata de mujeres indígenas luchando por tener acceso a los bosques (y a sus recursos), o el desarrollo de entrenamientos y oportunidades de sustento para jóvenes, o abogando por los derechos de tenencia de la tierra y el acceso al financiamiento para hogares encabezados por mujeres solteras, necesitamos el liderazgo de diversas mujeres para impulsarnos hacia un futuro justo.
En este Día Internacional de la Mujer, compartimos algunas ideas de nuestras mujeres lideresas de la Coalición Mundial por los Bosques. Como agentes de cambio, ellas amplifican importantes mensajes, desde el nivel local al global, sobre la necesidad de respetar los derechos de los pueblos indígenas y de políticas ambientales justas e inclusivas.
Jeanette Sequeira, coordinadora del Programa de género de GFC
Johanna Molina
Colectivo VientoSur, Chile
En el contexto actual, en que el capitalismo patriarcal atraviesa e impacta brutalmente toda nuestra existencia, organizarnos y generar alianzas que permitan visibilizar y conectar las resistencias y luchas de los pueblos es la única manera de hacerle frente. Denunciar a nivel internacional las transgresiones a los derechos humanos y la destrucción de la naturaleza es una necesidad urgente que la GFC hace posible, así como tejer complicidades en la defensa de los territorios y sus defensoras/es.
Las mujeres hemos sido históricamente las defensoras de la vida, sabemos por experiencia que el trabajo de cuidados, en todas sus dimensiones es el que nos permite sostenerla. Es el trabajo invisibilizado y desvalorizado de las mujeres el que sostiene al capitalismo, pero también el que ha permitido resistir a sus embates. Las defensoras de los territorios, de los bosques, las cuidadoras de semillas, las productoras agroecológicas, etc. han permitido que aún dispongamos de bienes naturales para subsistir. Sin embargo, poner la vida en el centro es una labor de todas/os/es, por lo tanto debemos transformar la forma que tenemos de organizarnos como sociedad hacia formas de producción, consumo y distribución solidarias y armónicas con la naturaleza, y en eso las mujeres tenemos mucho que decir.
Las economías locales, la organización y la vida en comunidad, el cuidado y protección de la naturaleza, las marchas multitudinarias en las calles en contra de las violencias, el extractivismo y el patriarcado, las reivindicaciones de los pueblos originarios, las colectividades de mujeres y las múltiples experiencias que ponen la vida en centro, son la esperanza. Nos van mostrando que otro mundo es posible, uno donde se imponen valores de solidaridad, reciprocidad y respeto, uno donde somos conscientes de nuestra interdependencia y ecodependencia. No estamos solas/os/es, nos tenemos.
Foto: Paulina Veloso
Hindou Oumarou Ibrahim
IPACC/AFPAT, Chad
No existe un camino hacia un clima seguro que no implique una ampliación importante de las soluciones de los pueblos indígenas. ¿Cómo sé esto? Porque soy una mujer indígena del pueblo pastoril Mbororo en Chad, que durante siglos ha pastoreado ganado hacia nuevos pastizales en la región del Sahel siguiendo el ritmo de las estaciones. Mi pueblo se traslada de los alrededores del Lago Chad al bosque tropical de la cuenca del Congo, minimizando así nuestro impacto y permitiendo que nuestro frágil ecosistema se regenere. Los pueblos indígenas del mundo hemos vivido en armonía con la naturaleza durante siglos. Para nosotros, no hay diferencia entre el medio ambiente y la vida. Dependemos de la naturaleza, estamos conectados con la naturaleza, es nuestro supermercado, y la protegemos. La naturaleza está completamente entretejida con nuestra cultura, identidad y forma de vida. ¡Somos naturaleza!
Mi pueblo sostiene muchos de los ecosistemas más saludables del mundo. Aunque los pueblos indígenas componemos solo el 5% de la población mundial, gestionamos más de una cuarta parte de la tierra, incluyendo bosques, y protegemos alrededor de 80% de la biodiversidad.
Con la pandemia del COVID-19, la protección de los bosques y los derechos de los pueblos indígenas tiene que ser el eje central de nuestros planes futuros para reconstruir mejor y restaurar una economía global más justa y sostenible. Creo que estas soluciones son esenciales para un futuro sostenible.
Nuestra vulnerabilidad colectiva al COVID-19 también refleja nuestra vulnerabilidad a la crisis del cambio climático. Esto ha motivado a personas de todo el mundo a exigir un nuevo camino para avanzar basado en la equidad social y la justicia económica que incluya a todxs para poder protegernos a nosotrxs mismxs y al planeta. Afortunadamente, esto me da esperanza. Hoy, en todo el mundo, el movimiento climático está creciendo, liderado por jóvenes, mujeres y comunidades indígenas.
Foto: Salma Khalil
Inés Franceschelli
HEÑÓI, Paraguay
La defensa de los bosques y la lucha contra su destrucción es el único camino para la esperanza de sobrevida de la especie humana. Unir esfuerzos es la única alternativa, dado el enorme poder que detentan las empresas responsables de liderar la destrucción del planeta.
Las mujeres venimos asumiendo la responsabilidad de la gestión de necesidades básicas humanas: la alimentación, el cuidado de la salud, etc. La gobernanza de los bosques a cargo de las mujeres garantiza sostenibilidad, porque las mujeres sabemos organizarnos para asegurar que el consumo de hoy no impida el de mañana. Las mujeres sabemos administrar, planificar y cuidar mejor a los hombres. Pensamos en todos y todas, no en pocos. Manejamos mejor las relaciones comunitarias. Por eso es importante promover el liderazgo de las mujeres en la conservación y gobernanza forestal, y en todos los ámbitos de la vida pública.
En algunas de nuestras comunidades campesinas, veo crecer conciencia, comprensión de la magnitud de las amenazas; veo jóvenes interesadas/os en volver al campo, interesadas/os en arraigarse en situación rural. Veo en algunos casos una recuperación de la producción de alimentos sanos, y mejoras en la dieta, eliminando los alimentos ultraprocesados que no solo hacen daño a la salud, sino que además hacen al país (Paraguay) dependiente de industrias extranjeras. Y veo cada vez más mujeres libres y organizadas. Eso mejora mi esperanza.
Foto: Ronnie Hall
Vea nuestro programa de empoderamiento y derechos de la mujer: https://globalforestcoalition.org/es/campaigns/womens-rights-and-empowerment/