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Sobreviviendo Diez Días en Bonn

Por Souparna Lahiri*

La última vez que sobreviví más de una semana a una reunión sobre el clima fue durante el período entre sesiones de Bangkok en Septiembre de 2009. Sin embargo, esta fue, en cierto modo, muy diferente a la de Bonn. Aparte de las negociaciones habituales, reuniones y talleres de la sociedad civil, hubo protestas, manifestaciones y marchas de colores. El ambiente era electrizante y Copenhague estaba solamente a tres meses de distancia.

Esta fue Bonn de 2016, la cual sucedió cinco meses después del Acuerdo de París y fue quizás la única reunión de la CMNUCC que tuvo lugar antes de la próxima Conferencia de las Partes en Marrakech. El clima era sombrío con lluvias intermitentes y un sol inusual. La presencia de Grupos de Justicia Climática fue muy limitada y los medios de comunicación eran una rareza. El aire fresco en el Centro de Convenciones Mundial dentro del Campus de la ONU, en gran medida desinfectado, fue una rareza también (¡a excepción de los fumadores!).

Por lo tanto, la clave para la supervivencia estaba en hacer sentir nuestra presencia, por limitada que fuera, en los pasillos cerrados de negociaciones, compartiendo actividades y avanzando hacia una clara comprensión y análisis del Acuerdo de París y preparando un plan estratégico de CJN para Marrakech, sin olvidar la implementación de los compromisos pre-2020 en virtud del Protocolo de Kyoto. Ese espíritu existió en las reuniones diarias de las 9 am del Grupo de Ginebra y de la 1 pm o en las pequeñas reuniones tarde en la noche de CJN.

Una primera semana incómoda

Aunque los grupos CJN lograron dar la pauta en la primera semana de Bonn a través de la actividad paralela patrocinada por GFC “Podrá el Acuerdo de París socavar el ODS 15.2” y la Conferencia de Prensa sobre “Las promesas pendientes en la Financiación del Clima, el aumento de la participación del sector privado en la financiación para el clima y los subsidios a la industria de los combustibles fósiles que aún continúan”, la semana fue desalentadora, pero también reveladora.

Las dinámicas de poder que disfrutan los países desarrollados mostraron su cara fea una y otra vez, en primer lugar, bloqueando cualquier referencia a la aplicación de la Enmienda de Doha y el segundo período de compromiso del Protocolo de Kyoto; en segundo lugar, al debilitar el delicado equilibrio de las cuestiones logradas en el Acuerdo de París (la adaptación y las finanzas, por ejemplo); en tercer lugar, haciendo caso omiso a las cuestiones importantes relacionadas con la equidad y las responsabilidades comunes pero diferenciadas (CBDR); y finalmente, por tratar de influir en la agenda del Grupo de Trabajo Ad hoc sobre el Acuerdo de París (APA). Tres días se perdieron, como consecuencia, para resolver la ahora famosa pelea en la agenda de APA.

GFC, en nombre de CJN, hizo una fuerte declaración en la sesión plenaria de apertura del Órgano Subsidiario de Ejecución (OSE), expresando una profunda preocupación por la brecha entre los compromisos de financiación y las realidades actuales dando paso a las contribuciones del sector privado y al control corporativo sobre la formulación de políticas públicas que debilitan la gobernanza pública. En la declaración se pidió al OSE que trabajara hacia la eliminación de incentivos perversos, incluyendo los incentivos de los sectores de combustibles fósiles y de producción industrial de ganado, y que reorientara dichos incentivos y oportunidades de financiación hacia las iniciativas públicas y los grupos vulnerables, como los pueblos indígenas, las comunidades locales y las mujeres. La discusión sobre LULUCF permaneció encerrada en el tema de apertura sobre la definición de ‘revegetación’. En el frente del MDL, no hubo consenso sobre la cuestión de los cambios en las modalidades y procedimientos, y las negociaciones sobre el mecanismo de aplicación conjunta no dió ningún resultado.

En esta semana también hubo una creciente presión por parte de CJN y otros grupos de la sociedad civil para la apertura de las consultas informales, discusiones en grupos de contacto y otras reuniones a los observadores, y unas pocas reuniones cerradas también fueron cuestionadas. Los grupos de países en desarrollo también apoyaron la cuestión de las reuniones abiertas a los observadores y lograron aferrarse a la demanda de formar no más de dos grupos de contacto paralelos, ya que muchos países cuentan con delegaciones pequeñas y no tienen la capacidad para asistir a varias discusiones paralelas.

Una segunda semana un tanto redimida

La segunda semana en Bonn tenía menos gente de CJN alrededor, pero lograron permanecer juntos y hacer intervenciones breves pero marcadas. CJN, en sus conversaciones con los copresidentes de APA, señaló la falta de transparencia en los procedimientos para seleccionar los facilitadores y quién iba a seleccionarlos, cómo se van a capturar los puntos de vista de las partes mientras se avanza hacia el futuro, la falta de espacio en la agenda para discutir pérdidas y daños, y expresó su preocupación sobre el esfuerzo por volver a negociar el delicado equilibrio del Acuerdo de París. La presentación de CJN instó a los copresidentes a “ser cautelosos en la forma de formular preguntas a las Partes para garantizar que ni el Acuerdo de París ni su Convención madre sean renegociados”.

Una posición muy fuerte, articulada y tomada por la GFC, “para mantener la tierra y el sector forestal fuera del mercado y del mecanismo de desarrollo sostenible”  se destacó en la reunión con la UE, Estados Unidos y otras delegaciones de los países, y se afirmó en la Conferencia de Prensa del 26 de Mayo, el último día de la Conferencia de Bonn.

La reconvocatoria de APA en la segunda semana fue un suspiro de alivio, aun cuando las negociaciones estuvieron inmersas en las cuestiones de equidad y responsabilidades comunes pero diferenciadas (CBDR) y la soberanía de los países sobre sus contenidos en los NDC, la adaptación frente a la mitigación y la introducción de términos como no vinculante y obligaciones vinculantes. Hubo algunos avances en la agenda y en el programa de trabajo, a pesar de que la discusión de la agenda relativa a la entrada en vigor del Acuerdo de París creó una gran confusión sobre si APA tenía que ser suspendido y CMA puesta en marcha, si la fecha de entrada en vigor precedía Marrakech. Había un temor generalizado entre los países en vías de desarrollo sobre si el bloque de países desarrollados deseaba una pronta entrada en vigor para bloquear aquellos países que todavía no habían ratificado desde las negociaciones.

El plenario de cierre del OSE fue tormentoso y dramático cuando el proyecto de conclusión sobre Arreglos para las Reuniones Intergubernamentales fue colocado por el Presidente para el registro de las objeciones. En el grupo de contacto, varias de las Partes que son países en desarrollo encabezados por Ecuador plantearon la cuestión de “conflicto de intereses” pidiendo una definición clara y la adopción de normas de procedimiento relativas a la participación de los agentes no estatales con intereses comerciales. La cuestión no obtuvo la aprobación de los países desarrollados, ya que lo vieron como un mecanismo para bloquear la participación de las personas en el proceso de la CMNUCC. Fuera de las negociaciones y en los pasillos de la Conferencia este problema también fue apoyado e impulsado por los grupos CJN.

Aparentemente, Ecuador elevó su bandera y pulsó el botón rojo para hablar, pero el Presidente logró pasarlo por alto y cerró la cuestión mediante la adopción de la misma. Ecuador planteó la cuestión como parte de su declaración después de la adopción e instó al Presidente a registrar su objeción que por razones de procedimiento no fue atendida. Esto trajo un bombardeo de declaraciones airadas de Venezuela, Uganda, Nicaragua, Egipto y respaldadas por India, China y Malasia. En general, los representantes de los Países en Desarrollo Afines (LMDC), Grupos Africanos y China G 77 +, todos apoyaban a Ecuador. Nicaragua señaló que cuando Ecuador y Uganda hablaron en nombre de sus grupos regionales, hablaron en nombre del 80 por ciento de la población mundial y sus voces no pueden ser ignoradas. Es la voz de los pueblos del mundo. Hubo un claro aire de ira y frustración en la sala de plenarias y el Presidente tuvo que suspender el plenario por 10 minutos. Al final, la objeción de Ecuador no pudo ser incluida en la nota final por razones de procedimiento, pero el Presidente aceptó grabar las declaraciones sobre el tema como parte de las actuaciones.

El plenario de APA fue el último en la agenda de la Conferencia y terminó con una declaración corta y muy apreciada (por las partes) de CJN (incidentalmente entregada por GFC) recordando a los de la sala de plenarias que es 2016 y que el mundo no está bien, teniendo en cuenta la realidad que se desarrolla por fuera de estas paredes – las personas están perdiendo sus hogares, sus medios de subsistencia y su vida. “En París usted estuvo de acuerdo con los objetivos y aplaudió el avance, pero que no está de acuerdo con la manera de alcanzar estos objetivos. Muchos países ricos no están cumpliendo con su parte justa y como resultado, la ventana de 1.5 grados se está cerrando… las emisiones deben ser radicalmente reducidas de acuerdo a su parte justa, empezando ahora y no en 2020.”

Era 26 de Mayo y las 9 pm, en Bonn. Hemos sobrevivido a los diez días y conseguimos convertir el objetivo ideal de 1.5 grados en un punto de confluencia para lograr reducciones profundas y acciones climáticas inmediatas – una necesidad para la supervivencia de nuestra madre tierra.

*Souparna Lahiri es un Especialista Regional para la Coalición Mundial por los Bosques

10 jun., 2016
Posted in Noticias, Bosques y Cambio Climático