América Latina sufre de los niveles más altos de deforestación en el mundo. Los principales impulsores son la cría de ganado y el cultivo masivo, principalmente soja, utilizado como alimento para el ganado. Estos métodos insostenibles de producción ganadera industrial son uno de los principales motores del cambio climático. Las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero del sector ganadero varían de un estimado 14.5% a un sorprendente 51% si se tienen en cuenta todos los efectos secundarios. Para muchos consumidores del hemisferio norte, reducir el consumo de carne y productos lácteos es una de las maneras más eficaces para reducir las emisiones individuales de gases de efecto invernadero.
Cada año, se crían más de 60 mil millones de animales para consumo humano. La producción de carne y productos lácteos ya utiliza el 30% de la superficie terrestre, el 70% de la tierra agrícola, y representa el 8% del agua que utilizan los seres humanos, principalmente para regar los cultivos de piensos. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la industria ganadera mundial es «probablemente la mayor fuente sectorial de contaminación del agua» y un motor clave de la deforestación y la pérdida de biodiversidad.
Los continuos niveles de consumo de carne y productos lácteos harán imposible alimentar a la población mundial en las próximas décadas, ya que se utilizan grandes cantidades de cereales y otros cultivos alimentarios para alimentar a los animales en lugar de a las personas. Como se destacó en el reciente informe del Relator especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, las pequeñas explotaciones familiares se están sustituyendo rápidamente por el modelo de granjas industriales a gran escala. Esta situación es particularmente grave en la industria ganadera, donde millones de animales son criados en condiciones industriales inhumanas e insalubres. Estas operaciones industriales, junto con los recursos necesarios para cultivar las harinas de cereales y aceites (principalmente soja y maíz) para la alimentación animal, ejercen una intensa presión sobre los bosques y las comunidades humanas del mundo.
Lamentablemente, esta industria altamente insostenible sigue recibiendo apoyo activo de los gobiernos, incluyendo más de 50 mil millones de dólares en subsidios solo en los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). Estos recursos deberían redirigirse para apoyar métodos agrícolas más sostenibles, como la agroecología, la agricultura campesina a pequeña escala y las prácticas de pastoreo que mejoran la conservación y restauración de los bosques y se basan en los conocimientos tradicionales de las comunidades rurales y los pueblos indígenas.
Junto con nuestro grupo miembro Brighter Green, una organización de acción ambiental con sede en Nueva York, abogamos por:
Eliminar los incentivos perversos–incluso legales, fiscales y de otro tipo–para las cadenas de productos como la carne y los piensos para animales producidos de manera insostenible, los cuales son un importante impulsor de la pérdida de bosques.
Reorientar las subvenciones y otras formas de apoyo económico a la producción ganadera insostenible, de conformidad con las Metas de Aichi del Convenio sobre la Diversidad Biológica. La reorientación de estos subsidios liberaría importantes cantidades de apoyo financiero para formas más sostenibles de producción agrícola que no solo contribuyen a la mitigación del cambio climático, sino también a la adaptación al cambio climático.
Reconocer y apoyar a los territorios y áreas conservados por los pastores, tanto como sus conocimientos tradicionales relacionados con la mitigación y adaptación al cambio climático.
Elaborar y aplicar una legislación estricta que prohíba las prácticas pecuarias que suponen contaminación ambiental, normas laborales deficientes, acaparamiento de tierras, riesgos para la salud y maltrato de los animales.
Detener las negociaciones sobre acuerdos comerciales bilaterales y multilaterales que debilitan las normas nacionales relacionadas con el sector ganadero.
Promover campañas de consumidores sobre los beneficios de cambios en la dieta para empezar a alejarse de los productos animales.
Reforma fiscal que apoya formas y niveles sostenibles de producción y consumo de ganado.
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