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La conservación y recuperación de los bosques debe abordar la violencia contra las mujeres

Por Jeanette Sequeira, Juana Vera Delgado y Ruth Nyambura, Global Forest Coalition

Las Naciones Unidas ha designado el 25 de noviembre como el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Este día también marca el comienzo de los 16 días de activismo contra la violencia de género, una campaña internacional encabezada por feministas y defensoras de los derechos de las mujeres a nivel mundial, para desafiar las diversas manifestaciones de violencia y las múltiples desigualdades que las mujeres y las niñas siguen enfrentando.

Los resultados preliminares del análisis de género que GFC ha estado realizando con organizaciones ambientales de base y comunidades dependientes de los bosques, a través del programa Women2030 en Bolivia, Brasil, Colombia, Kenia, Kirguistán y Paraguay, muestran cómo la violencia contra las mujeres es una gran amenaza no solo para las mujeres sino también para desarrollo comunitario en su conjunto y la defensa de sus tierras y bosques. El análisis claramente indica que una de las principales prioridades para lograr la igualdad de género en estas comunidades es detener la violencia contra las mujeres.

En Kenia, el 52% de las mujeres entrevistadas en los condados de Marsabit, West Pokot y Narok están de acuerdo en el hecho que al hacer campañas para poner fin a la violencia contra las mujeres es la acción más importante para mejorar la igualdad de género en sus comunidades, mientras que el 37% de los hombres piensan lo mismo. En la comunidad de Santory en Paraguay, el 80% de los hombres entrevistados y el 60% de las mujeres consideraron que poner fin a la violencia de género es una prioridad local; y lo mismo indican los resultados obtenidos en en Tarija- Bolivia. En el departamento de Santander en Colombia, el 76% de los hombres y mujeres entrevistados en tres comunidades declararon que detener la violencia contra las mujeres es la prioridad número uno de su comunidad.

En Kirguistán, hay casos reportados de “robo de novias” de mujeres y niñas jóvenes en aldeas rurales. Los resultados de la investigación también revelan el esfuerso de las organizaciones ambientales locales en crear conciencia en las escuelas secundarias y los grupos de mujeres de las aldeas para contrarrestar esta forma de violencia de género. Un aspecto relevante acerca de la toma de conciencia es que también se está apoyando iniciativas de conservación dirigidas por la comunidad, como jardines etnobotánicos escolares, plantando plantas medicinales para la generación de medios de vida de las mujeres y capacitaciones sobre el uso sostenible de los pastos para mujeres.

Obtener más datos desagregados por género a nivel local definitavemente nos ayudará a identificar las actitudes hacia la violencia contra las mujeres y la desigualdad de género, así como las acciones necesarias para mejorar esta situación. Hasta ahora, estas evidencias del análisis de género hecho por las organizaciones de las bases apunta al hecho de que la conservación y restauración de los bosques no puede ser exitosa sin abordar frontalmente el tema de la violencia contra las mujeres. La destrucción de los ecosistemas forestales (una forma de violencia contra la Madre Naturaleza) es particularmente importante de abordar dado que alrededor de 250 millones de personas viven y dependen de los bosques y las sabanas en todo el mundo, mientras que el Amazonas en llamas y la deforestación en otras partes si el mundo se elevan significativamente cada día. Esto pone en evidencia la necesidad de conservación y restauración de los ecosistemas forestales se torna en una prioridad apremiante.

Una de las preguntas centrales del análsis de género consistió en conocer cómo es que que los hombres y mujeres de las comunidades pueden mejorar la igualdad de género. Esta pregunta es significativa por dos razones principales. Para empezar, las mujeres juegan un papel vital en la conservación de los bosques. Las mujeres interactúan a diario con los bosques y otros ecosistemas, confiando en ellas para las necesidades del hogar y sus medios de vida, pero también para la conservación y restauración. De hecho, el aumento de la participación en la toma de decisiones relacionado al uso de los bosques ha demostrado una mejora en la condición de los bosques, como se pudo constatar en áreas de Nepal e India.

Un segundo aspecto de los resultados del análsis de género es que permite conocer cómo la violencia contra las mujeres socava en gran medida la capacidad de las comunidades para defender concretamente sus bosques y territorios de las amenazas corporativas y estatales principalmente. Las mujeres son las más afectadas por un lado por los profundos impactos que sus comunidades enfrentan al verse envueltas en conflictos y megaproyectos que las desplazan de sus tierras y destruyen sus ecosistemas. Por otro lado, ellas afrontan un creciente incremento de los niveles violencia doméstica en estas regiones en particular. Por lo cual, es necesario realizar un análisis más detallado y crítico de las causas de esta forma de violencia que son una consecuencia de las inequidades estructurales que se dan en los contextos socioeconómicos y políticos.

Lo que queda claro de todas los análisis de género realizados por las organizaciones socias de la GFC es que las mujeres continúan enfrentando múltiples obstáculos para conservar sus bosques. Esta mujeres no solo luchan por la defensa de sus territorios y medios de sobrevivencia, sino que también a menudo tienen que enfrentar prácticas culturales patriarcales profundamente conservadoras. Ellas también tienen defender sus bosques contra la masiva amenazas del extractivismo, como la ganadería y agricultura a gran escala ( para la producción de soja y aceite de palma) o los megaproyectos mineros y petroleros. Además, existen obstáculos importantes y barreras estructurales que obstaculizan la conservación y restauración forestal genuina liderada por la comunidad. Estos van desde financiaminetos externos insuficientes hasta iniciativas impulsadas por la comunidad que no solo tienen un sesgo masculino, sino que también funcionan como una forma de ‘lavar’ las actividades de industrias altamente contaminantes como la aviación y los sectores forestales industriales.

En conclusión, la violencia contra las mujeres no puede aceptarse como inevitable, y las comunidades y los grupos de mujeres tienen soluciones que necesitan un apoyo urgente. Necesitamos invertir más en el desarrollo de capacidades para promover la igualdad de género y el respeto de los derechos de las comunidades indígenas a sus territorios, así como sus iniciativas para la conservación y restauración de bosques. Estos aspectos deben ir juntos para lograr justicia social y ambiental. Los derechos de las mujeres y la igualdad de género deben constituirse en pilares de la conservación y desarrollo sostenible, lo cual avarca desde las actividades locales hasta la toma de decisiones nacionales y las políticas globales.

Lo que todavía no es una práctica común, es que las mujeres aún no están representadas por igual como tomadores de decisiones en temas ambientales a nivel nacional; tampoco es la norma para las organizaciones conservacionistas adoptar las perspectivas feministas y los derechos de las mujeres. La conservación de los bosques nunca puede tener éxito o generar justicia social si no aborda la prevalencia de las diversas manifestaciones de violencia contra las mujeres, especialmente en las los esfuerzos para evitar la crisis ambiental y climática. Hoy es un buen día para recordar esto y continuar apoyando la plena liberación de las mujeres por un mundo justo y equitativo.

25 nov., 2019
Posted in Noticias, Justicia de género y bosques, Bosques y Cambio Climático