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“Ser mujer significa resistencia para luchar por la conservación de los bosques”

Colorful mural of women in Mexico City

Por: Valentina Figuera Martínez, Coordinadora de la campaña sobre Justicia de Género y Bosques | 5 de agosto de 2022

“¿Qué significa ser mujer en mi territorio hoy?” fue una de las primeras preguntas que hizo Johana Molina, del colectivo VientoSur de Chile, en el Taller de género y bosques para lideresas indígenas y comunidades locales de Latinoamérica y el Caribe amigas de GFC. El evento, realizado online el pasado 25 de julio, reunió a más de 20 lideresas campesinas e indígenas latinoamericanas y caribeñas, como parte de las actividades de articulación e intercambio de experiencias de la Campaña de Justicia de Género y Bosques de la Coalición Mundial por los Bosques (GFC).

Ante la pregunta de Molina, las palabras que más resonaron entre las participantes fueron resistencia, esperanza y lucha para hacer que el liderazgo de las mujeres en la gestión y gobernanza de los bosques sea reconocido con más amplitud. “Ser mujer significa resistencia para luchar por la conservación de los bosques y contra la violencia patriarcal-colonialista en nuestros territorios”, enfatizó Kiomy Nagumo, del Colectivo Salvaginas y experta en género de la Coordinadora de la Mujer para la GLA-Bolivia (Green Livelihood Alliance).

Organizado de manera colectiva por representantes de organizaciones miembros de la GFC en Latinoamérica, el taller contó con la participación de Ruth Alipaz Cuqui, lideresa indígena boliviana de la Coordinadora Nacional de Defensa de Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Áreas Protegidas (Contiocap); Alicia Muñoz, directora de la Asociación de Mujeres Indígenas y Rurales de Chile (Anamuri), Pérla Álvarez, coordinadora de la Vía Campesina Paraguay; e Inés Franceschelli, directora del Centro de Estudio Heñói, en Paraguay. 

Ruth Alipaz Cuqui, de Contiocap, comentó la intensificación del extractivismo en su territorio, incluyendo la invasión de territorios indígenas, el desarrollo del plan IIRSA (mega proyecto de infraestructura para integrar la región latinoamericana al comercio internacional), la minería y el avance del agronegocio por la explotación de palma de aceite para la producción de diesel en el pueblo indígena de San José de Uchupiamonas, en las profundidades de la amazonía boliviana. 

“El progreso rompe con las estructuras de convivencia comunitaria y evidencia la presencia de problemas como el acoso a adolescentes y la falta de agua (por mencionar solo algunos), por lo que es fundamental valorar nuestras capacidades como mujeres para convertir estos problemas en oportunidades”, destacó Alipaz.  

Por su parte, Alicia Muñoz expuso que el latifundio, el extractivismo y los incendios forestales son algunos de los principales desafíos en los territorios rurales e indígenas donde opera la Anamuri. Sin embargo, destacó también las “estrategias de innovación que implementamos para que nos escuchen”, como la creación de “tribunales éticos ante la violencia extrema contra las mujeres perpetrada por empresas [extractivistas]”. Esta “iniciativa de denuncia evidencia nuestro poder de articulación” ante las amenazas de deforestación, comentó.

La lideresa de la Coordinación Nacional de Mujeres Indígenas y Rurales (Conamuri) y Vía Campesina Paraguay, Perla Álvarez, destacó la articulación de las mujeres ante las enormes desigualdades de género surgidas durante la pandemia, así como los desafíos extremos producto del cultivo masivo de soja y eucalipto en sus territorios. “El trabajo colectivo entre las mujeres de las comunidades fue fundamental para enfrentar la desigualdad que generó la pandemia. La lucha por defender las ollas populares [iniciativa ​​creada para paliar la crítica situación de alimentación] es una lucha feminista porque nosotras comprendemos la vida, estamos directamente vinculadas a dar y proveer vida”, enfatizó Álvarez. “Politizar es estar como mujeres”, defendió.     

Todas las participantes, provenientes de organizaciones rurales e indígenas de Argentina, Chile, Colombia, Bolivia, Paraguay y Perú, expusieron las principales problemáticas de sus territorios, incluyendo el extractivismo forestal, la sobrecarga de cuidados y trabajo doméstico, la normalización de la violencia de género y el machismo, los conflictos territoriales, los impactos a la salud y soberanía alimentaria, la producción de ganadería extensiva, el agronegocio, la minería y la desigualdad social y política. 

“Como investigadora -aseguró Juana Téllez Riaño, antropóloga colombiana e investigadora en la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible-, tengo que enfrentar la violencia y el acoso machista por trabajar en espacios agroforestales considerados mayoritariamente masculinos. Es muy duro, por eso hay que resistir y exponer estos esquemas” de masculinización de los territorios.

El próximo taller se realizará con líderes indígenas y campesinos hombres para discutir los principales desafíos regionales en la conservación de los bosques, desde una perspectiva de género, lo que permitirá continuar fortaleciendo la integración entre las organizaciones miembro de la GFC e intercambiando herramientas conceptuales sobre justicia de género y conservación de bosques.

 

Foto por Maria Fuentes, Ciudad de México

5 ago., 2022
Posted in Noticias, Justicia de género y bosques