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Soluciones de los pueblos para salvar el planeta

Movimientos sociales se preparan para la Cumbre de los Pueblos en Brasil durante la COP30

Por Valentina Figuera Martínez, Kwami Kpondzo y Megan Morrissey

Llevamos más de medio siglo escuchando advertencias sobre las catastróficas consecuencias de la pérdida de bosques y la degradación de la biodiversidad para la vida en el planeta. El cambio climático ya no es una realidad lejana; está causando daños en todo el mundo. 

Suramérica ha experimentado un récord de incendios forestales, con más de 490.000 focos de incendios en 2024 y diversos tipos de biomas quemados. En África Oriental, las lluvias inducidas por el cambio climático han causado muertes y devastación en países como Sudán y Sudán del Sur, lo que ha provocado crisis humanitarias. En esa región el extractivismo destruye la biodiversidad y también los medios de subsistencia de los pueblos afectados por conflictos de “recursos naturales”.

Hay impactos diferenciados en las mujeres, jóvenes, pueblos indígenas y comunidades locales y afrodescendientes.   

La mayoría de los gobiernos están fracasando en sus acciones para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero y es probable que incumplan un plazo inminente para cumplir las ambiciones que podrían evitar el colapso climático. No se ha producido ninguna desaceleración en el ritmo de pérdida de todos los hábitats naturales, incluyendo los bosques, elemento contemplado en el Objetivo 3 del Marco Mundial para la Biodiversidad de Kunming-Montreal, una decisión de la ONU de 2022 para detener y revertir la pérdida de la naturaleza. 

Los gobiernos y las empresas responsables de la crisis ambiental promueven ahora mercados de carbono y de biodiversidad, que benefician a poderosos y contaminadores. 

En medio de estos fracasos, retrasos y falsas soluciones, movimientos y organizaciones sociales del mundo están trabajando colectivamente para encontrar soluciones reales a la crisis civilizatoria. 

Eunice Guedes, coordinadora de la Articulación de Mujeres Brasileñas (Articulação de Mulheres Brasileiras), es una de las 100 representantes de movimientos sociales que se reunieron recientemente para planificar la Cumbre de los Pueblos que se celebrará este año durante la COP30. Este evento de fuerzas sociales será una alianza histórica de más de 400 movimientos y organizaciones de base del mundo que tiene como objetivo construir una agenda común y avanzar en la acción colectiva por la justicia ambiental y climática, así como otras demandas que pongan en el centro las soluciones de los pueblos. 

“Nos enfrentamos a un proceso de colonización, etnocidio y violencia patriarcal”, afirmó Eunice. “Quieren arrebatarnos nuestra cultura y nuestras tradiciones. Debemos internacionalizar las luchas y la esperanza. Si hay una lección que hemos aprendido hasta ahora, es que luchamos todos los días porque somos pueblo, no mercancías que venden en Nueva York como mercados de carbono. No nos venderán, porque tenemos una historia y debemos ser respetados”.

Sus palabras nos recuerdan las profundas conexiones entre los territorios y los cuerpos de las mujeres. Si las tierras son vendidas como mercancías para saciar la sed de los mercados de carbono, significa que los cuerpos de las mujeres están igualmente degradados bajo la misma noción patriarcal de destrucción, y ambos resistirán juntos. Este vínculo inseparable es aún más evidente cuando se defiende la vida colectiva.   

En noviembre de 2025, Brasil será la sede de la COP 30 de la ONU sobre el clima en la ciudad amazónica de Belem do Pará, donde vive Eunice. Ella y otres activistas que forman parte del proceso de la Cumbre de los Pueblos -incluyendo la Coalición Mundial por los Bosques y nuestros grupos miembros FASE y Colectivo VientoSur- tienen claro que los primeros pasos para detener el colapso climático y de biodiversidad exigen la eliminación progresiva de los combustibles fósiles y la transformación del actual sistema económico neoliberal, que golpea con más dureza a las mujeres en toda su diversidad.

El modelo económico neoliberal que las instituciones financieras internacionales imponen en los países del Sur Global, basado en las industrias extractivas y en la explotación del trabajo y del cuerpo de las mujeres, con una distribución profundamente desequilibrada de beneficios e impactos, está impulsando la extinción y perpetuando desigualdades.

Lxs participantes en la reunión preparatoria de la Cumbre de los Pueblos (en portugués, Cúpula dos Povos) se pronunciaron fuertemente contra la financiarización de los bosques. Enfatizaron que el extractivismo, como sistema de opresión, es uno de los principales impulsores de la pérdida de bosques, y que la iniciativa Tropical Forests Finance Facility, o TFFF, perjudicará a los pueblos que dependen de los bosques en los tres focos grandes de selvas tropicales: Brasil, Indonesia y la República Democrática del Congo.

“Es hora de entender que lo que se hace en una parte del mundo afecta a los demás lugares”, afirmó un representante africano. “Por eso es importante hacer énfasis en las soluciones de los pueblos para que dominen el mundo en pro de un planeta y una vida mejor”.

La Cumbre de los Pueblos en la COP 30 es un espacio para coordinar y exigir soluciones reales al daño causado por el capitalismo y el extractivismo generalizado. Se trata de un proceso autónomo para apoyar las acciones de defensa junto a las negociaciones oficiales sobre el clima en Belém.

Los movimientos y organizaciones de base que forman parte de este proceso tienen claro cuál es el camino correcto para avanzar: necesitamos promover la agroecología, la soberanía alimentaria, la pesca artesanal y los conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas y las comunidades locales que coexisten con los bosques. También necesitamos proteger los derechos de las mujeres y del ambiente, así como luchar contra todas las formas de opresión y racismo estructural, violencia de género y fanatismo. 

Es esencial una transición energética justa e inclusiva, así como acabar con la impunidad de los actos de violencia relacionados con la deforestación. Entre las principales reivindicaciones de la Cumbre de los Pueblos se encuentran la lucha contra el crimen organizado y los grupos paramilitares, el rechazo a los mercados de carbono y biodiversidad, la regularización de los territorios indígenas y los derechos sobre la tierra para las comunidades campesinas, y el reconocimiento de los derechos de la naturaleza. 

¿Escucharán los gobiernos, cada vez más cooptados por los grupos de presión empresariales? Los movimientos y organizaciones sociales no nos quedaremos de brazos cruzados esperando a ver qué pasa. Sabemos que un cambio transformador demanda cuestionar el actual modelo de desarrollo y el sistema financiero internacional que obliga a las economías del Sur Global a expandir las actividades extractivistas y a perpetuar la destrucción de la naturaleza, así como las desigualdades sociales y de género. 

Las conferencias de la ONU sobre el clima y otros procesos internacionales no han producido grandes cambios en las políticas para evitar el caos climático. Pero la sociedad civil y los movimientos de base no estamos retrasando ni rehuyendo la acción real para desacelerar el cambio climático. En este tema lideramos y seguiremos haciéndolo durante la Cumbre de los Pueblos rumbo a la COP 30 en Belém.

 

21 febrero de 2025

22 feb., 2025
Posted in Bosques y Cambio Climático, UNFCCC