Cobertura Forestal 52 – La edición que arde
Bienvenidos el número 52 de Cobertura Forestal, el boletín de la Coalición Mundial por los Bosques (GFC), el cual brinda un espacio para que los activistas de justicia ambiental, tanto del Sur como del Norte, presenten sus puntos de vista sobre políticas internacionales relacionadas con los bosques.
El número 52 Cobertura Forestal, se centra en un tema especialmente candente, que es la pérdida de bosques en todo el mundo por el fuego, no solo por el cambio climático sino también por la creciente prevalencia de las sumamente inflamables plantaciones de monocultivos de árboles que secan el suelo, la quema deliberada de bosques para crear tierras de cultivo y pastos para el ganado, así como los planes para convertir grandes extensiones de tierra para cultivas árboles destinados a ser quemados en cantidades industriales para generar electricidad en el Norte.
En vista de todo ello, la GFC quieren expresar su conmoción y preocupación por el hecho de que la FAO ha elegido transformar el día Internacional de los Bosques de este año, el 21 de marzo, en el día internaciones de la quema de los mismo, ya que se centra en bosques y energía. Este hecho junto con la insistencia de la FAO de incluir las plantaciones en su definición de bosques (lo cual significa que a ojos de la FAO son intercambiables), es un regalo para la industria forestal que contribuye al agotamiento de los bosques y la biodiversidad en todo el mundo. ¡Correr, bosques, correr!
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Contenido
El día internacional de la FAO para la quema de bosques y los monocultivos de árboles
Cómo la política de bioenergía de la UE alimenta incendios en todo el mundo
Los bosques de Chile en llamas: ¿Quién es el responsable?
El verdadero costo de la carne: Incendios forestales y producción ganadera en Bolivia
La necesidad de más honestidad en la industria maderera
Las mujeres y la conservación de bosques reales: un reconocimiento emergente en la CDB y el PFII
Conservación Comunitaria en un Planeta en Llamas: Cómo el Cambio Climático socava la Resiliencia de las Comunidades en África
El día internacional de la FAO para la quema de bosques y los monocultivos de árboles
Por Rachel Smolker, Biofuelwatch, EE.UU
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) estableció el Día Internacional de los Bosques en el 2012. Mientras que la temática en el 2016 fue ‘bosques y agua’, en el 2017 ha sido ‘bosques y energía’. Esta elección es simplemente desastrosa ante el creciente emupje para la producción de energía a partir de la madera, la cual en el mundo industrializado incluye la quema de árboles como alternativa al carbón, y la conversión de madera en combustible para vehículos y aviones. Dada la demanda masiva de energía en el mundo industrializado, promover el uso de bosques como combustible es algo peligroso y erróneo – especialmente a medida que somos más conscientes del papel clave que juegan los bosques manteniendo condiciones habitables para la gente y todo tipo de especies en la tierra.
La promoción de los bosques como fuente de energía que hace la FAO parece indicar que esta organización ni siquiera ha advertido los debates actuales sobre los impactos de la bioenergía a partir de madera sobre la biodiversidad, la salud humana y el clima, los cuales se han estado intensificando por lo menos durante una década. Un ejemplo es el informe de la Coalición Mundial por los Bosques sobre Bioenergía a partir de Madera: Acaparamiento ‘Verde’ de Tierras para Energía Renovable, o el informe reciente de Chatham House sobre los impactos medioambientales de la biomasa para generar electricidad y calor. Ahora se acepta quemar madera para generar electricidad es sucio e ineficiente, y requiere tales cantidades masivas de madera que es un factor importante de deforestación, incluso en la escala actual, la cual solo proporciona una pequeña fracción de la energía que se consume en el mundo industrializado. La escala insostenible de la bioenergía maderera industrial queda bien ilustrada por el rápido crecimiento de la industria de pellets de madera, que se exporta en millones de toneladas al año desde el sureste de EE.UU. al Reino Unido, otorgan generosos subsidios para energía renovable para la conversión de plantas de carbón como de DRAX. ¡Le energía renovable no debería de producirse a expensas de los bosques!
La FAO hizo un corto para el día 21 de marzo del 2017, en él promueve los “bosques y la energía”. Esto, claramente promueve los bosques como fuente de combustible y materias primas, describiendo los bosques como “fuente de energía natural” y resaltando el hecho de que las personas han usado la madera como fuente de energía durante miles de años. Y por supuesto esto es cierto, mucha gente en todo el mundo aún depende de la madera para cocinar y calentar sus hogares. Satisfacer las necesidades básicas con lo que hay disponible lo cual, a nivel local es fundamental para los medios de vida, pero esto es completamente distinto a alimentar los usos energéticos a escala comercial e industrial en los países industrializados.
La diferencia es clara, pero la FAO fracasa completamente en su identificación, mezclando de forma peligrosa contextos diferentes, como si la escala comercial e industrial de bioenergía a partir de madera fuese una extensión natural de los usos históricos y tradicionales.
Al hacer esto, nos llevan por una pendiente resbaladiza, que se asemeja a la de la terminología engañosa que usan para definir los bosques. La FAO ha usado durante mucho tiempo (en su Informe sobre el Estado de los Bosques del Mundo) una definición de bosque que no diferencia de forma adecuada entre ecosistemas nativos de bosques reales y biodiversos o plantaciones de árboles. El termino añadido recientemente, de “bosques plantados” complica aún más este asunto usando la palabra “bosque” de forma específica en referencia a las plantaciones, las cuales consisten generalmente en una sola especie, a menudo no nativa, plantadas en filas para su fácil cultivo y cosecha, rociadas con agroquímicos y diseñadas con el propósito de que crezcan lo más rápido posible, con el área para ser cortadas y replantadas una y otra y otra vez. Las plantaciones de árboles se parecen más a las plantaciones de soja de Monsanto o Cargill que a un bosque real.
Entra en un auténtico bosque nativo natural que no haya sido “manejado” -o incluso en un bosque secundario que ya está crecido y que esté en proceso de regeneración natural-y encontrarás una asombrosa diversidad de especies de árboles, creciendo a diferentes ritmos, con diferentes tamaños y formas, cubiertos de lianas, y rodeado en la parte baja por sotobosque. El agua corre clara, las aves y los insectos abundan, y hay árboles y ramas muertos en el suelo descomponiéndose y devolviendo nutrientes al sistema, así como proporcionando refugio a una gran diversidad de organismos. Los hongos esparcen su micelio por todas partes, el suelo es rico y profundo, reciclando vida y sirviendo como soporte para el nuevo crecimiento y la renovación. Este ecosistema forestal está lleno de vida y diversidad. No se parece en nada a una plantación industrial de árboles. ¿Quién en su sano juicio podría caminar en un ecosistema así y pensar, “oh, no sería una gran idea cortar este bosque y convertirlo en pellets de madera o astillas para quemarlos en una planta de carbón y producir electricidad”? Tal pensamiento es incomprensible.
La FAO está promoviendo esta visión a través de su “día internacional de los bosques y energía”, y la continua confusión sobre qué es y qué no es un bosque. Lo cual no sirve más que para complacer de forma irresponsable a los intereses forestales comerciales insaciables de la avaricia de destruir y su retórica sobre “el uso sostenible” como apodo para plantaciones industriales de monocultivos.
Cómo la política de bioenergía de la UE alimenta incendios en todo el mundo
Por Simon Fischer, Asesor de política climática y uso de tierras, Coalición Mundial por los Bosques, Alemania
Se puede observar que ha habido un aumento de los incendios en todo el mundo y en el 2016, Perú, Canadá, los EE.UU., Portugal, Israel e India, entre otros países, han sufrido incendios muy severos. Tal y como informa Carolina Lagos, Chile ha experimentado recientemente los peores incendios de su historia, los cuales han destruido más de 600,000 hectáreas de bosques. El calentamiento global y las consecuentes sequias han sido señaladas como los factores clave tanto en el aumento del número de incendios como de su escala. Sin embargo, esto es solo una parte de la verdad: las plantaciones de árboles de gran escala han jugado también un papel muy importante.
Normalmente, las plantaciones consisten en monocultivos de especies exóticas invasivas, las cuales a menudo se introducen en áreas que habían estado previamente cubiertas por bosques nativos. Sin embargo, los monocultivos son muy diferentes a los bosques. No contienen biodiversidad y no tienen la misma capacidad para mantener los ciclos hidrológicos ni los microclimas. [1] Además, los monocultivos están a menudo formados por especies perennes como el pino y el eucalipto, las cuales toman agua del suelo durante todo el año lo que hace que los suelos terminen extremadamente secos. Se puede observar en todo el mundo que ha habido una expansión de las plantaciones de monocultivos de árboles, causando el reemplazo de ecosistemas naturales y de bosques nativos, la perdida de los medios de vida de comunidades locales, agotamiento del agua, así como contaminando el agua y los suelos debido al uso de agroquímicos. El hecho de que sequen el suelo desencadena incendios que destruyen tanto los bosques como las plantaciones.
Tristemente, todo esto se ve facilitado por el hecho de que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) todavía considera las plantaciones como bosques. La demanda de madera se genera principalmente en el Norte, y es sobre todo de madera, carbón vegetal, troncos para pulpa de papel. Sin embargo, la demanda de pellets de madera para plantas eléctricas de biomasa también esta aumentado rápidamente. La UE es clave en esta demanda. Como parte del paquete de medidas energéticas adoptado el pasado noviembre, la Comisión Europea propuso una estrategia para alcanzar las metas energéticas y climáticas post-2020: el objetivo de la UE es lograr una reducción del 40% en las emisiones de gases de efecto invernadero para el 2030, lo cual forma parte del Acuerdo de París. La Contribución Determinada Prevista (NDC por sus siglas en inglés) de la UE también incluye una meta del 27% como energía renovable del total de energía mixta de la UE para el 2030.
Sin embargo, hoy en día la mayoría de la energía renovable de la UE – alrededor del 65%- procede de la bioenergía, [2] la cual se usa principalmente para calefacción, energía y sectores de transporte. Para tener una idea de la escala de su uso, Drax, la planta de electricidad bioenergética más grande del mundo, ubicada en el Reino Unido, quemó alrededor de 12 millones de toneladas de madera en el 2015. Esto supone un millón más de toneladas que la cantidad total de madera producida anualmente en el Reino Unido. Drax funciona con importaciones de pellets de madera que proceden sobre todo del sudeste de EE.UU. [3]
La bioenergía se encuentra listada en la directiva de energía renovable de la UE. Las fuentes que se mencionan en esta directiva están clasificadas como renovables y, por lo tanto, neutrales en cuanto a las emisiones de carbono. Sin embargo, esto se basa en suposiciones incorrectas y simplificadas. Se asume que las emisiones de carbono que se emiten cuando se quema madera son absorbidas inmediatamente por los árboles nuevos plantados. Pero lleva entre 20 y 400 años que un árbol se haga adulto y cuanto más viejo sea el árbol más carbono puede almacenar. Se argumenta que las plantaciones de árboles, las cuales cada vez producen más madera para plantas de electricidad de biomasa en la UE, pueden crecer y cosecharse más rápidamente, pero aun así lleva años hasta que los árboles crecen. Como señala un informe publicado recientemente por Chatham House [4], debido al corto periodo de tiempo durante el que estos árboles crecen, solo pueden absorber una fracción del carbono que almacena un árbol que ha crecido durante más de cien años.
Definiendo la bioenergía de forma incorrecta como una energía renovable, la UE fracasará en cuanto al logro de sus metas climáticas a la vez que creará una demanda enorme e innecesaria de madera. Un 27% de la energía total de la UE implica una cantidad enorme de biomasa. Y ya que la biomasa necesita de una gran cantidad de espacio para crecer, el total de tierras que se necesita para satisfacer esta demanda, hace que esto sea algo prácticamente utópico. [5]
Mientras tanto, la FAO celebra el Día Internacional de los Bosques del 2017 con el slogan “Los Bosques: fuente de energía natural”. Etiquetando la bioenergía como neutral en cuanto a las emisiones de carbono, la UE, la FAO y otros, arriesgan institucionalizar la degradación medioambiental a gran escala reemplazando los bosques por monocultivos. Solo podemos esperar que se tome conciencia de los efectos devastadores sobre las personas y bosques de todo el mundo de las decisiones que se toman en Bruselas y otros sitios, bajo el manto de la sostenibilidad.
[1] Ellison et al. (2017). Trees, forests and water: Cool insights for a hot world. Global Environmental Change, 43, 51-61. DOI : 10.1016/j.gloenvcha.2017.01.002, http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0959378017300134
[2] http://www.birdlife.org/europe-and-central-asia/policy/bioenergy
[3] http://www.biofuelwatch.org.uk/axedrax-campaign/
[5] Due to limited data availability there are no numbers on the total harvested forest area: see https://www.foeeurope.org/sites/default/files/resource_use/2016/land_under_pressure_policy_briefing.pdf
Los bosques de Chile en llamas: ¿Quién es el responsable?
Por Carolina Lagos, Viento Sur, Chile
Verano de 2017, Chile. Más de 600 mil hectáreas [1] de matorrales, plantaciones forestales, cultivos agrícolas, bosques nativos y viviendas fueron devastadas en lo que se consigna como el mayor incendio forestal de la historia moderna en este país, dejando miles de damnificados y lamentablemente también 11 víctimas fatales.
Las pérdidas monetarias han sido altísimas, pero lo que es más devastador, son las pérdidas en patrimonio biológico y ecológico que han alcanzado ribetes de catástrofe, siendo emblemático la casi desaparición de las reservas de especies en peligro de extinción como el ruil (Nothofagus alessandrii) y su ecosistema asociado. Estas pérdidas son particularmente trágicas dado el alto nivel de endemismo existente en el territorio chileno. [2]
Tras siete semanas desde que los incendios comenzaron, parece que el peligro aparentemente ya ha pasado, y los equipos de ayuda internacional que vinieron han dejado el país. Pero incluso ahora, mientras escribo este artículo, en el mes de marzo de 2017, hay más de 60 focos incendiarios activos y es necesario entender qué ha pasado para evitar que esta situación se repita en el futuro.
Es sabido que en Chile un muy pequeño porcentaje de los incendios forestales pueden ser por causas naturales (pueden, por ejemplo, ser causados por una tormenta eléctrica), y en más de un 97% de los casos [3], los incendios son causados por la acción humana voluntaria o involuntaria. Por supuesto, los expertos han concluido que las plantaciones de monocultivos de árboles son la principal causa subyacente de esta tragedia. Durante cerca de 40 años Chile ha implementado políticas de fomento en las que ha favorecido un modelo forestal industrial basado en el uso de especies exóticas altamente inflamables, como lo son los pinos y eucaliptos. Gobierno tras gobierno han desoído las voces de alerta de los expertos, de las organizaciones de defensa ambiental y de las comunidades afectadas por la industria forestal y víctimas de la sequía. También han ignorado pérdida de biodiversidad, destrucción de los bosques y los diversos problemas ecológicos que las plantaciones generan.
El bajo control por parte de las autoridades para exigir el aislamiento de las plantaciones respecto de poblados, caminos y cursos de agua, ha posibilitado el establecimiento de extensas superficies de densas y continuas plantaciones de monocultivos forestales- un combustible perfecto y sin límites- ubicadas peligrosamente cerca de las casas y redes de transporte. Este verano ese combustible ha sido encendido.
Este verano en la zona central de Chile y principal zona en la que se desataron los incendios, se vivieron condiciones climáticas excepcionales. Durante semanas las elevadas temperaturas, la sequedad ambiental y los vientos generaron una condición ideal para la propagación del fuego [4]. A esto hay que sumarle un extenso período de sequía que comenzó en el año 2010 y que se ha mantenido, y a las temperaturas récord registradas en el mes de enero en diversas ciudades, a saber: 37,4°C en Santiago, 44,9°C en Quillón, 43,9°C en Cauquenes y 41,5°C en Chillán. Sin embargo, estas condiciones que hasta ahora eran excepcionales, podrían volver a repetirse conforme se agudizan las condiciones del cambio climático global y el consecuente calentamiento del planeta.
Pensando en este triste escenario, me pregunto: en un contexto de cambio climático, ¿es pertinente entregar certificaciones de calidad a la industria forestal aun cuando ésta no cumple con las normas mínimas de seguridad y habiendo sido un importante responsable de las tragedias descritas? Por otra parte, ¿Tiene sentido seguir pagando bonos de carbono, en un mundo donde cada año se liberan toneladas de carbono a la atmósfera debido a los incendios forestales? Después de todo, el valor de los créditos de carbono está basado en la existencia de los arboles a los que se les asocia. En mi opinión esta lógica parece no tener sentido.
[1] http://www.conaf.cl/situacion-nacional-de-incendios-forestales/
[2] http://www.mma.gob.cl/librobiodiversidad/1308/articles-45159_recurso_2.pdf
[3] http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-92002016000100014
El verdadero costo de la carne: Incendios forestales y producción ganadera en Bolivia
Por Pablo Solón, Fundación Solon, Bolivia
Una gran parte del territorio de Bolivia, incluyendo bosques, se quema de forma deliberada cada año. Estos fuegos se inician para “recuperar” pastos destinados al pastoreo de ganado, así como para despejar zonas de bosques y vegetación (incluso con propósitos agrícolas, lo cuales pueden ser zonas de monte bajo, prados, o zonas de arbustos y arboladas). La práctica, conocida por el nombre de ´chaqueo`, se lleva a cabo con poco o ningún control o planificación, y contribuye a los altos niveles de deforestación en Bolivia (alrededor del 80% sucede de forma ilegal). [1] El año pasado, el gobierno de Bolivia emitió un decreto que por el cual se aumentaba el área que podía ser deforestada por pequeños granjeros de 5 a 20 hectáreas. [2]
El ´chaqueo` es una práctica antigua y barata que es fácil de usar y tiene la ventaja de fijar los micronutrientes en el suelo, asegurando buenas cosechas durante unos años. [3] Sin embargo, también tiene muchas desventajas ya que los suelos pierden fertilidad y como consecuencia, los cultivos se deterioran rápidamente. El productor entra entonces en un círculo vicioso en el cual tiene que continuar quemando y deforestando para poder ser productivo. El resultado es la erosión del suelo y la desertificación.
En años especialmente secos y de fuertes vientos, como fue el año pasado, la quema de pastos causa incendios que se propagan de forma incontrolada, afectando a los mismos criadores y granjeros que iniciaron estos mismos fuegos, llegando a quemar su ganado y graneros, consumiendo los bosques, y saturando el aire con hollín, el cual causa infecciones respiratorias graves y pérdida de vidas humanas; incluso llega a depositarse sobre los glaciares Andinos. En resumen, los incendios de bosques y praderas contribuyen al colapso ecológico.
Según la Memoria Técnica de Monitoreo de Focos de Calor y Áreas Quemadas del gobierno de Bolivia, casi 2 millones de hectáreas fueron quemadas en el 2014. [4]Esto equivale a media Suiza siendo destruida por el fuego, o a todo El Salvador. En 2015, la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques contó 51,419 “focos de calor” en todo el país. [5]
En 2016, la situación se hizo aún peor ya que el número de focos de calor se duplicó. Fue uno de los peores años en cuanto a incendios y deforestación desde el 2010. Todavía no hay un informe oficial disponible, pero las noticias y testimonios de las personas afectadas por los incendios son trágicas.
Volviendo a los datos que hay disponibles del 2015, el 41% de los focos de calor registrados estaban situados en tierras usadas para ganadería, 15% en tierras agrícolas, y un 39% en tierras arboladas que incluyen áreas de bosques bajo producción permanente, reservas forestales y áreas protegidas. La publicación “El contexto de la deforestación y degradación de los bosques en Bolivia”, también informa sobre cómo la cría de ganado se ha convertido en el factor más importante de deforestación en el país. Entre 1992 y 2004, la ganadería fue la responsable del 27.4% de la deforestación en Bolivia. Pero en el periodo de 2000 a 2010, su contribución a la perdida de bosques aumentó hasta el 51.9%, y según los datos preliminares del periodo del 2005 a 2010, dejan bastante claro que la destrucción de bosques por parte del sector ganadero parece haber alcanzado el 60%.
La producción de soja en Bolivia es para exportarla. Desde 1980 Bolivia ha experimentado una rápida deforestación debido a la producción de mediana y gran escala. Esta dinámica ha sido estimulada en parte por los inversores brasileños, los cuales han aprovechado el bajo costo de la tierra y las preferencias en las tarifas que fueron establecidas bajo la Comunidad Andina. Algo similar podría pasar con la producción de carne para ser exportada en los próximos años, con una mayor inversión anticipada por parte de Brasil.
El año pasado, todos estos factores más el aumento en la temperatura debido al cambio climático y el fenómeno de El Niño, crearon una situación catastrófica para los bosques de Bolivia. Ésta no es la primera vez que esto sucede en Bolivia. Por ejemplo, en el 2010 los incendios forestales también estuvieron fuera de control. La novedad, es que en muchas ciudades y regiones también ha habido un aumento significativo de la sequía. En la ciudad de La Paz, más de cien vecindarios tuvieron agua potable durante solo ocho horas cada tres días. Incluso ahora, tras las fuertes lluvias, las provisiones de agua no han vuelto aun a la normalidad en muchos vecindarios.
La escasez de agua en áreas urbanas ha dado lugar en Bolivia a la discusión sobre la importancia de los bosques para la lluvia. La gente es mucho más consciente del hecho de que si quemas y destruyes los bosques, lloverá menos en las tierras altas y habrá menos agua para las personas. Esto es ahora un tema para el debate público.
La realidad es que cada vez hay más pruebas científicas sobre las relaciones entre los bosques, la lluvia y las provisiones de agua. “A medida que los bosques lluviosos del Amazonas desaparecen, hay falta de agua en áreas mayores” dice un estudio de Dominick Spracklen de la Universidad de Leeds. Esto se debe a que el aire que pasa por encima de los bosques recoge la humedad procedente de los árboles y las plantas, alimentando las lluvias. Cuando esos árboles desaparecen, parte de esa lluvia también desaparece. “Encontramos que este impacto es muy fuerte – el aire que había viajado sobre muchos bosques traía mucha más lluvia que aquel que no había viajado sobre muchos bosques”, dice Spracklen.
En Bolivia, el problema de la sequía también ha puesto sobre la mesa el tema de la deforestación y los incendios forestales, creando conciencia entre la gente, tanto de zonas rurales como urbanas. El reto que tenemos en las manos es el de contribuir a este entendimiento y proponer cambios en las políticas para parar la deforestación, los incendios forestales y la producción ganadera insostenible.
Pablo Solón es el Director Ejecutivo de la Fundación Solón, Bolivia. La Fundación Solón contribuyó con un estudio de caso sobre la producción ganadera en Bolivia en el informe de la Coalición Mundial por los Bosques “¿Qué hay para cenar?”. El informe completo y los estudios de casos de los países puede descargarse de la página web oficial de GFC.
[1] Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra 2013, Informe anual 2012. Santa Cruz, Bolivia: ABT.
[2] http://www.derechoteca.com/gacetabolivia/ley-no-741-del-29-de-septiembre-de-2015/
[3] Montaño J 2003, Fuego en el pantanal. Incendios forestales y pérdida de recursos de biodiversidad en San Matías-Santa Cruz. PIEB.
[4] Ministerio de Medio Ambiente y Agua 2015c, Memoria Técnica de Monitoreo de focos de Calor y Áreas Quemadas en la Gestión 2014. Bolivia.
[5] Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra 2015, Boletín Focos de Calor, (mar – dic, 2015). Bolivia.
[6] Müller R., Pacheco P., y Montero JC 2014, El contexto de la deforestación y degradación de los bosques en Bolivia: Causas, actores e instituciones. Documentos Ocasionales 100. CIFOR.
[7] https://www.scientificamerican.com/article/cutting-down-rainforests/
La necesidad de más honestidad en la industria maderera
Por Wally Menne, Timberwatch, Sudáfrica
¿Está la industria maderera, del embalaje, pulpa, papel y pellets de madera, genuinamente intentando reformarse a sí misma como se dice a menudo, o simplemente continúa haciendo un lavado verde de su imagen, y tergiversando las horribles realidades de sus impactos sociales y ambientales como ‘mejor práctica’ certificada?
Hace solo veinte años, en 1996, todo cambió cuando Ricardo Carrere del World Rainforest Movement (WRM) y la Corner House de Larry Lohman publicaron `Pulping the South´ [1], ofreciendo un impactante panorama sobre lo rápido que se estaba extendiendo la industria de la pulpa y el papel en el Sur. El libro ayudó a crear más conciencia entre los grupos de sociedad civil, y en junio de 1998, el WRM convocó una reunión en Montevideo, Uruguay, en la que participaron 21 representantes de ONG de 14 países de todo el mundo, y de la cual salió una declaración conjunta llamada la Declaración de Montevideo [2], así como el lanzamiento de la Campaña Internacional contra las Plantaciones de Monocultivos de Árboles.
La reunión fue reveladora para todos los presentes, muchos de los cuales no se habían percatado de que los problemas con las plantaciones de árboles que se habían encontrado en sus propios países, eran problemas tan extendidos en muchos sitios, incluyendo América del Sur, África y Asia. Entonces, en agosto de 1999, el WRM publico una nota informativa crítica que fue escrita por Ricardo Carrere con el título ‘Diez respuestas a diez mentiras’, la cual describe sucintamente como se estaba distorsionando la realidad de las plantaciones de árboles en todo el mundo. [3]
Desde entonces, los miembros de la campaña internacional sobre las plantaciones han seguido oponiéndose y criticando a los gobiernos y corporaciones que promueven el modelo industrial de plantaciones de árboles. Sin embargo, esta oposición ha tenido un efecto incierto en la expansión global de plantaciones de árboles, debido sobre todo a la forma tan agresiva en la que poderosos gobiernos junto con importantes actores del sistema de las Naciones Unidas – como el Banco Mundial, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático – han reintroducido el imperialismo sobre la tierra camuflado bajo un nuevo disfraz.
Esto se ha hecho a través de la imposición en países del Sur de vastas plantaciones de especies ecológicamente destructivas y socialmente dañinas, como parte de un modelo industrial invasivo que acapara los recursos y proporciona una alternativa de bajo costo a la organización de invasiones militares prohibitivamente caras y que normalmente causarían conflictos a largo plazo, dañando la reputación de los responsables de las mismas. Ricardo Carrere, ingeniero forestal de profesión y el cual ha viajado alrededor de todo el mundo estudiando las plantaciones de árboles, comparaba en este video las largas filas de árboles de las plantaciones de monocultivos con los soldados invasores. [4]
A través del establecimiento de más plantaciones de árboles en “países en vías de desarrollo” – junto con el lavado verde de la FAO como “árboles plantados”, y promovido por la CMNUCC como una solución barata y efectiva al cambio climático – los gobiernos e inversores extranjeros pueden obtener fácilmente el control y la propiedad a largo plazo de las tierras, agua y otros recursos naturales de las naciones pobres a precios muy bajos, o el arrendamiento barato de tierras durante periodos ridículamente largos (100 años).
De esta forma, también pueden conseguir el control efectivo sobre la gente local, los cuales habiendo sido privados de su derecho al acceso de la tierra y otros recursos naturales, no tienen más opción para poder sobrevivir que la de vender su mano de obra a precios baratos a los dueños de las plantaciones.
Esta dependencia les convierte en víctimas de una ‘economía de esclavitud’, y les mantiene en un estado perpetuo de pobreza. Lo que se ahorra la compañía dueña de la plantación es, de hecho, un coste externo, el cual también puede ser visto como un subsidio indirecto por el cual los ingresos de la compañía aumentan.
Por ello, no es sorprendente el que la oposición a las plantaciones esté creciendo rápidamente. Además de los esfuerzos mencionados, también muchas ONG internacionales, nacionales y locales, así como grupos de activistas trabajando con comunidades locales afectadas, han trabajado mucho para crear más conciencia sobre los daños ecológicos irreversibles y los consecuentes efectos sociales negativos de las plantaciones de árboles a gran escala.
Los bosques, así como otros hábitats naturales biodiversos, están siendo rápidamente convertidos en fuentes de madera industrial barata que se usa sobre todo para satisfacer el consumo excesivo de bienes y energía en el Norte. Brasil es el mejor ejemplo conocido, ya que tiene vastas plantaciones de eucalipto exótico destinadas a la producción de papel para el baño [5], las cuales están eliminando de forma progresiva los bosques lluviosos del país y el Cerrado, así como desplazando a comunidades locales y Pueblos Indígenas que dependen de los bosques. Sin embargo, en vez de prestar atención a las preocupaciones de los grupos de sociedad civil locales y globales, las fuerzas que controlan el comercio internacional de productos madereros se han movilizado, construyendo una campaña masiva de propaganda a favor de las plantaciones. Este intento para ahogar la oposición por parte de grupos de activistas, incluida la Coalición Mundial por los Bosques y Amigos de la Tierra Internacional (FoEI por sus siglas en inglés), ha servido meramente para provocar una mayor resistencia.
Parte de la estrategia de campaña a favor de las plantaciones ha sido el intento deliberado de mezclar las plantaciones de árboles con los bosques reales usando términos poco precisos como “bosques plantados”, “plantaciones de bosques”, “forestación”; “reforestación”, “silvicultura”, y más recientemente, “restauración del paisaje forestal” para describir las destructivas plantaciones de gran escala. Esto ha sido encabezado por la FAO, y seguido por otras agencias y estructuras de la ONU, incluyendo la CMUNCC, el Foro de las Naciones Unidas sobre Bosques (FNUB), el Banco Mundial, e incluso el PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) y el CDB (Convenio sobre la Diversidad Biológica), junto con la mayoría de los gobiernos de los países productores o procesadores de madera.
La definición simplista que la FAO hace de los bosques es otro ejemplo, ya que respalda la falsa noción de que cualquier grupo de árboles que cubran una determinada área mínima y con una cobertura de copa mínima y altura, es un “bosque”. Esto hace que cualquier grupo de árboles, especialmente las plantaciones densas de especies exóticas y a menudo invasivas, es más probable que sea clasificado como bosque, que la vegetación de árboles natural que cubre menos de media hectárea, crece menos de 5 metros de alto o tiene una cobertura menor del 15%, ¡Esta suposición es, cuanto menos, ridícula!
La definición distorsionada de bosque de la FAO es exactamente lo que los países que ya han convertido o están en proceso de convertir sus bosques en plantaciones de árboles, quieren desesperadamente. Algunos ejemplos son EE.UU., Canadá, Suecia, Noruega, India, Chile e Indonesia. Suecia ha recorrido un largo camino para promover su “Modelo Forestal Sueco”, el cual se muestra al mundo como un sistema de gestión forestal ecológicamente sostenible; sin embargo, muchos científicos y grupos medioambientales en Suecia lo consideran todo lo contrario. [6, 7] Algunos países del Norte, como por ejemplo Canadá, cuya situación financiera también depende de la sobreexplotación de sus recursos forestales, emplearon mucho dinero y esfuerzos para promover las plantaciones de árboles como bosques, tal y como se muestra en este video. [8]
Este `modelo forestal falso´ también está siendo promovido de otras maneras. Al principio de la lista se encuentran los esquemas de certificación forestal, dominados por el Consejo de Administración Forestal (FSC por sus siglas en inglés) y el Programa de Reconocimiento de Sistemas de Certificación Forestal (PEFC por sus siglas en inglés), los cuales certifican productos derivados de la madera, procedentes incluso de las plantaciones de árboles más destructivas a nivel medioambiental, como procedentes de “bosques gestionados de manera responsable”. Hay muchos ejemplos de esto en todo el mundo, pero hay dos que destacan: las plantaciones de Sitka Spruce exótica en Irlanda (certificada por el PECF), y las extensas plantaciones de eucalipto y pino exótico de la compañía Noruega Green Resources en el este de África (certificadas por el FSC).
Y entonces aparece una invención milagrosa llamada “restauración del paisaje forestal” (FLR por sus siglas en inglés) por la cual las contaminantes naciones del Norte planean sofocar con proyectos masivos de plantaciones de árboles vastas áreas de tierras en el Sur supuestamente degradadas, no usadas y sin ocupar. Un ejemplo es el `Desafío de Bonn´, a través del cual se quieren plantar 350 millones de hectáreas de árboles para el 2030 con el propósito de “recuperar la funcionalidad ecológica y mejorar el bienestar humano”. [11] Durante la CMNUCC COP 21 en Paris en el 2015, surgió otro ambicioso esquema para `restaurar´100 millones de hectáreas de bosques `deforestados y degradados´ en África para el 2030. [12] Pero la probabilidad de que estos esfuerzos lleguen a ser algo más que plantaciones dispersas de especies de árboles exóticas es alta, sobre todo dadas las dificultades operativas y el alto costo que supone el establecimiento y mantenimiento de llevar a cabo una restauración forestal apropiada sobre tierras genuinamente degradas o marginales y usando especies nativas locales adecuadas.
¿Es posible que en realidad estas certificadoras tengan una agenda oculta que esté en línea con la de las ambiciosas naciones del Norte para sustituir los combustibles fósiles con combustibles de biomasa obtenidos de los bosques y las plantaciones de árboles? Si es así, al principio de esta agenda está el encontrar sitios en el mundo donde las plantaciones de árboles pudiesen crecer muy rápido, de tal modo que las llamadas tierras `degradadas´ para ser usadas fuesen aquellas con suelos buenos y agua, probablemente arrebatadas a gente rural sin títulos sobre la tierra en países como Mozambique, Uganda y Tanzania.
El gran parecido entre “restauración del paisaje forestal” y los grandes planes para proyectos de producción de biomasa a gran escala no puede ser una mera coincidencia, entonces ¿Cuál es la verdad? Podría ser que ambas sean ardides para plantaciones de árboles, tal y como el MDL (Mecanismo de Desarrollo Limpio) y REDD (Reducción de emisiones de la deforestación y degradación forestal) lo fueron antes, y en cuyo caso no se debería continuar con ellos. La `Restauración de los Paisajes Forestales´ con plantaciones de árboles no será más que un intento bruto de colonizar o “reocupar” las tierras del Sur, plantando millones de árboles exóticos invasores a lo largo de los bosques, pastizales y campos de otros pueblos, lo cual sin duda alguna no será bueno para el planeta.
Y esto nos lleva de nuevo a las ‘diez respuestas a diez mentiras‘ de Ricardo:
Mentira No. 1: Las plantaciones de árboles son ‘bosques plantados’
Mentira No. 2: Las plantaciones de árboles mejoran el medioambiente
Mentira No. 3: Las plantaciones reducen la presión sobre los bosques nativos
Mentira No 4: Las plantaciones permiten que se mejoren las tierras degradadas y un mejor uso de las mismas
Mentira No 5: Las plantaciones sirven para contrarrestar el efecto invernadero
Mentira No. 6: Las plantaciones son necesarias para satisfacer la creciente necesidad de papel
Mentira No. 7: Las plantaciones son mucho más productivas que los bosques nativos
Mentira No. 8: Las plantaciones generan empleo
Mentira No. 9: Los eventuales impactos negativos de los monocultivos industriales pueden evitarse o mitigarse a través de una buena gestión
Mentira No 10: No se puede juzgar las plantaciones de forma aislada
[1] http://wrm.org.uy/wp-content/uploads/2013/04/Pulping_the_South.pdf
[3] http://wrm.org.uy/oldsite/plantations/material/lies.html
[4] http://wrm.org.uy/oldsite/plantations/video.html
[5] http://www.worldwatch.org/node/6403
[6] See: The Swedish Experience: Shrinking forests – Expanding tree plantations, at https://plantationdefinitiondiscussion.wordpress.com/2017/03/07/the-swedish-experience-shrinking-forests-expanding-tree-plantations/
[7] Watch: Sustainable Forestry – Swedish model: https://www.youtube.com/watch?v=D0uAIOT66Wo
[8] https://www.youtube.com/watch?v=jxHX3_s48v8
[9] https://www.nrcan.gc.ca/forests/report/16496
[10] http://www.bonnchallenge.org/content/challenge
[11] https://www.iucn.org/theme/forests/our-work/forest-landscape-restoration
[12] http://www.wri.org/our-work/project/AFR100/about-afr100
Las mujeres y la conservación de bosques reales: un reconocimiento emergente en la CDB y el PFII
Por Isis Alvarez, Asesora de Género de la GFC, y Mrinalini Rai, Asesora de Género y Pueblos Indígenas de la GFC
Mientras que la FAO ha propuesto quemar gran parte de los bosques como madera, mujeres de todo el mundo siguen intentando proteger los bosques proponiendo alternativas a la bioenergía y plantando los árboles adecuados en los sitios adecuados.
Por ejemplo, en Kenia, los grupos de mujeres que han participado en la Iniciativa de Resiliencia de Conservación Comunitaria han pedido a sus miembros plantar al menos 5 árboles cada año y han desarrollado briquetas que son energéticamente eficientes como una alternativa a la madera para proteger lo que queda del bosque de Mau. Afortunadamente, este papel positivo que han jugado las mujeres en cuanto a la conservación y restauración de la biodiversidad es cada vez más reconocido por los responsables de elaborar políticas. La COP13 de la Convención sobre la Diversidad Biológica (CDB) que tuvo lugar en Cancún, Méjico, del 4 al 17 de diciembre del 2016, supuso un paso hacia adelante en lo que se refiere al reconocimiento del papel fundamental que juegan las mujeres conservando los bosques. En todas las decisiones que se adoptaron, se reconoce y explica claramente la importancia de la dimensión de género en la conservación de la biodiversidad. Aunque el Plan de Acción de Género ha existido desde el 2012, es ahora cuando los gobiernos están empezando realmente a familiarizarse con el mismo.
La temática de la COP 13 estaba centrada en la “conservación y el uso sostenible de la biodiversidad en planes, programas y políticas sectoriales e intersectoriales, con énfasis en sectores como la agricultura, la silvicultura, la pesca y el turismo”. Todos estos sectores son áreas donde las mujeres juegan un papel importante, pero éste papel es a menudo invisible a nivel oficial. Por ejemplo, la falta de datos sobre la participación de las mujeres en muchas actividades forestales, así como en la silvicultura a gran escala, hace difícil tener una idea más precisa sobre su involucramiento. Esto a su vez sugiere que el papel de las mujeres en el sector forestal no es solo invisible sino también informal, lo cual lleva a condiciones pobres de trabajo y remuneraciones bajas. [1]
Asimismo, las mujeres indígenas y rurales dependen más de los productos forestales no madereros (PFNM) que los hombres, tanto para su subsistencia (incluyendo la comida, el agua y su salud) como a veces para la comercialización a pequeña escala de la cual sacan beneficios para ellas mismas y para sus familias. Por ello, tienen un interés especial en la conservación de los ecosistemas de bosques. Todos los elementos de la biodiversidad como el agua, la tierra, el aire, la luz y el sol, tienen gran valor. Las mujeres indígenas tienen una fuerte relación con la Madre Tierra y la fertilidad, la cual es una característica común que les permite dar vida, comida, seguridad y protección. [2] Las mujeres también ayudan a preservar la biodiversidad compartiendo su conocimiento tradicional con las generaciones futuras sobre los recursos forestales y la relación de cuidado de los mismos.
El CDB aborda de forma correcta algunas de estas cuestiones en las decisiones relacionadas con la participación y la capacitación, incluyendo en el Plan de Acción de Género, así como en relación con los lazos entre salud y biodiversidad. Ahora, el CDB está instando a colaborar con organizaciones relevantes, incluyendo organizaciones de mujeres indígenas, para desarrollar materiales y herramientas para integrar y crear conciencia sobre los lazos ente salud y biodiversidad.
El Foro Permanente de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas (PFII) tiene un buen historial en este aspecto, donde se han adoptado hasta la fecha más de 150 recomendaciones dirigidas a estados, agencias y organismos de la ONU, Pueblos Indígenas y sociedad civil, que hacen referencia directa a la situación de las mujeres. Estas recomendaciones abordan una amplia variedad de cuestiones, incluyendo la educación, la cultura, la salud, los derechos humanos, medioambiente y desarrollo, participación política y conflictos. Durante el 15º PFII que tuvo lugar en mayo del 2016, se discutió mucho sobre el fortalecimiento de la participación de las mujeres y la violencia de género, y la 16ª sesión de este año programada desde el 24 de abril al 5 de mayo, se centrará en la juventud indígena y el empoderamiento de las mujeres indígenas.
Todos estos acontecimientos son bienvenidos ya que plantean la posibilidad de que, en un futuro no muy lejano, la imagen de ‘vulnerable’ o ‘marginalizada’ que tienen muchas de las mujeres pueda ser cambiada. Lentamente, los responsables de elaborar políticas y el público en general, están empezando a entender las conexiones que hay entre la conservación de la biodiversidad, los derechos indígenas y las mujeres.
[2] Indigenous Women and the Conservation of Traditional Knowledge. ECO. Vol.54, Issue 7. December 2016. http://www.cbdalliance.info/en/wp-content/uploads/2016/12/ECO-54_-7-DEC-12.pdf
Conservación Comunitaria en un Planeta en Llamas: Cómo el Cambio Climático socava la Resiliencia de las Comunidades en África
Por David Kureeba, NAPE, Uganda
La Coalición Mundial por los Bosques, en colaboración con las instituciones de los países seleccionados para la Iniciativa de Resiliencia de Conservación Comunitaria (CCRI por sus siglas en inglés), organizaron tres talleres nacionales CCRI en África a principios del 2017.
En Tanzania, el taller fue organizado por Envirocare (26-27 enero), en la República Democrática del Congo por PIDP (Shirika wa Batumbi) (1-2 febrero), y en Ghana por The Development Insitutre (9-10 febrero). En estos talleres participaron personas de las comunidades que albergan la CCRI, académicos, sociedad civil, grupos de mujeres, y en dos de ellos, representantes del gobierno.
El objetivo principal de la reunión fue el de introducir la metodología CCRI a las organizaciones y a los grupos interesados identificados, permitiéndoles aprender como llevar a cabo CCRI en las comunidades, de tal forma que sean las propias comunidades las que analicen los retos políticos, sociales y legales que pueden afectar a su capacidad para gestionar los recursos bioculturales en sus respectivos territorios.
En Tanzania, hubo más de 30 participantes en la reunión, incluyendo miembros de Kahe y Shiva, los cuales actualmente están llevando a cabo evaluaciones participativas de la resiliencia de sus iniciativas de conservación.
Explicaron que ambas comunidades dependen de los recursos hídricos de los ríos que fluyen desde cerca de la Montaña del Kilimanjaro, pero que, debido al cambio climático, han notado una disminución dramática de la capa de nieve de la montaña, la cual es la fuente de esta agua. Además, las comunidades mencionaron que las actividades humanas que tienen lugar cerca de las áreas forestales y los humedales, han causado cambios en el clima local. Como resultado, ambas comunidades están enfrentándose a sequias, escasez de comida y conflictos sobre los recursos hídricos que quedan.
Las comunidades han reconocido que los árboles y otra vegetación juegan un papel clave para mejorar los recursos hídricos que quedan. Han decidido que las iniciativas actuales de conservación y restauración de bosques y agua, deben fortalecerse para mejorar la resiliencia de las comunidades locales, así como sus prácticas tradicionales agrícolas y de producción ganadera, y para para mejorar sus medios de vida.
En Congo, asistieron a la reunión más de 20 personas, incluyendo de la comunidad Bambuti, representantes de las comunidades de los bosques Kisimba Kyamakasa. Contaron que han comenzado una evaluación participativa de la resiliencia de sus iniciativas de conservación y que han retratado su forma de vida en el bosque en un vídeo documental. Las comunidades de la RDC donde se van a llevar a cabo evaluaciones CCRI son: Banama Longa, Bana Mukomo, Banaka Mughogho, todas de la región de Bambuti Babuluko.
Plantearon las siguientes cuestiones: primero, que las comunidades indígenas han vivido y usado las tierras boscosas de forma sostenible durante mucho tiempo, pero que el gobierno sigue amenazándoles con desahuciarles, “a pesar de que el bosque es nuestra vida”. Segundo, que el gobierno recauda ingresos de los cuales las comunidades indígenas no reciben nada, ni del turismo ni de las concesiones, las cuales se dan a inversores. Tercero, que el gobierno no ha construido escuelas y la educación ha sido obstaculizada. Cuarto, que su biodiversidad se ve amenazada por actividades de inversión, como muestra el que muchas especies de pájaros y animales hayan desaparecido. Quinto, que los medios de vida de las comunidades dependen por completo de los recursos bioculturales de los bosques. Sexto, que el clima ha cambiado debido a una mayor degradación de los bosques naturales. Séptimo, que sus áreas son inseguras debido a las actividades de los rebeldes que ha habido durante algún tiempo. Octavo, que la deforestación es exacerbada por parte de gente rica, los cuales usan de forma deliberada la situación de insurgencia para explotar los recursos. Noveno, su ruego es que el gobierno considere a los Bambuti como los habitantes originales de esos bosques y por lo tanto les reconozca como los propietarios reales, con autoridad para gestionar los bosques sin interferencias. Décimo, que además de su propia seguridad, el gobierno refuerce la misma y les proteja de los intrusos, sobre todo de los acaparadores de recursos.
En Ghana, más de 30 participantes asistieron al taller, incluyendo miembros de las comunidades Avu Lagoon, la cual es parte del Sitio Ramsar Laguna de Keta (KLCRS por sus siglas en inglés) y es uno de las pocas lagunas con agua fresca en KLCRS. El área cubre sabana costera y humedales, y es un lugar para aves migratorias. También es el único sitio donde hay Sitatunga (un tipo de antílope) en Ghana.
En Kpoeta, que está ubicado en otro lugar en la parte norte del distrito Ho West, la comunidad ya ha comenzado a desarrollar la evaluación participativa de resiliencia de sus incitativas de conservación.
Durante el taller se habló de las siguientes cuestiones: primero, que las comunidades en Avu Lagoon dependen de las actividades de pesca rudimentarias, del turismo y de la cosecha sostenible de manglares que venden como leña. Segundo, que el reto es que hay una alta demanda de madera, la cual se lleva a pueblos, y eso ha dado lugar a la degradación de los bosques de manglares, lo cual ha afectado también al clima local. Tercero, que las comunidades en Kpoeta se han dado cuenta de la necesidad de proteger sus bosques y conservar las zonas boscosas existentes de captación de aguas. Esto se debe a que estos bosques mejoran el clima de donde se origina la hermosa cascada de Tsii. La cascada Tsii tiene un gran valor estético que la comunidad espera que atraiga al turismo.
En resumen, la Iniciativa de Resiliencia de Conservación Comunitaria enfatiza el papel de la cultura, la gobernanza, las mujeres y otros grupos vulnerables, en la conservación de los recursos bioculturales. Los miembros destacan que la conservación debe empezar en las comunidades mismas, incluyendo en su propia mentalidad.
El cambio debe ser iniciado por las comunidades donde la conservación debe ser por y para las comunidades. El informe completo de las evaluaciones CCRI planificadas estará disponible en el 2018.