Luchar contra las falsas soluciones climáticas es una disputa política, no meramente técnica

Apuntes del Encuentro sobre Mercados de la Naturaleza en Guararema
Por Valentina Figuera Martínez y Andrea Echeverri, Coalición Mundial por los Bosques (GFC)
8/8/2025
Letícia Tura, directora ejecutiva de FASE, habla de falsas soluciones climáticas con lucidez ramificada. Antes de pasar al podio del auditorio Rosa Luxemburgo de la Escuela Florestán Fernándes del Movimiento Sin Tierra (MST) de Brasil, escucha atentamente a compañeras y compañeros de más de 40 organizaciones de América Latina y el Caribe. Toma notas en una pequeña libreta con una foto de un jaguar que, con su mirada profunda, pareciera increparnos sobre los devoradores de memoria.
Con una mirada crítica de la crisis socioecológica, Letícia habla sobre las falsas soluciones en las negociaciones climáticas y posiciona un discurso frontal en contra de las raíces estructurales de la pérdida de biodiversidad y ecosistemas forestales.
El Encuentro sobre Mercados de la Naturaleza, organizado por GRAIN y la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC)/Vía Campesina, reunió a movimientos sociales y organizaciones de casi 20 países latinoamericanos y caribeños, del 21 al 24 de julio en Guararema, estado de Sao Paulo, Brasil. Fue una oportunidad valiosa para construir entendidos comunes (particularmente con miras a la COP 30 del CMNUCC y la Cumbre de los Pueblos) ante los impactos de proyectos de financiarización de la naturaleza, que destruyen cientos de hectáreas de bosques, selvas y comunidades en la región.
En este encuentro, organizaciones de la sociedad civil, incluyendo FASE de Brasil y el Centro de Estudios Heñói de Paraguay, ambas miembros de la Coalición Mundial por los Bosques (GFC), plantearon críticas sobre mecanismos como REDD+, el Tropical Forest Forever Facility o TFFF, así como las compensaciones y créditos de biodiversidad y carbono, estas últimas que incluyen la agricultura de carbono o carbon farming. Como coalición ampliamos el diagnóstico crítico sobre el estado de los esquemas de financiarización de la naturaleza en la región y afinamos estrategias de defensa territorial.
Organizaciones y movimientos sociales en el acto de apertura. Foto: Andrey Martínez, CLOC/La Vía Campesina
“El debate del cambio climático no es técnico, sino político: tiene que ver con la lucha de clase, las injusticias de género y la disputa del modelo de desarrollo. No puede ser que la lógica que domine el debate sea solo la reducción de emisiones y soluciones del mercado. La disputa es política y tiene que ver con el tipo de sociedad que queremos construir y la afronta al sector empresarial que nos impone una visión de mundo,” sentenció Leticia en su presentación.
América Latina y el Caribe es una de las regiones del mundo con mayor concentración de proyectos de mercados de carbono, en parte, debido a la riqueza de ecosistemas esenciales, incluyendo la Amazonía, el Gran Chaco y la Mata Atlántica, biomas altamente codiciados para la implementación de falsas soluciones lucrativas. Estos proyectos terminan en prácticas de lavado verde, fraude, acaparamiento de tierras, violación de derechos y deforestación, sin embargo, dominan la atención en las negociaciones de financiamiento climático y de biodiversidad.
En 2024, solo en la Amazonía brasileña, más de la mitad de los proyectos de créditos de carbono, que en total cubrían más de 20 millones de hectáreas, se solaparon con tierras públicas. Empresas como Netflix, Air France, Delta Air Lines, Airbnb, Takeda Pharmaceutical Co., Spotify y Boeing compraron estos créditos para compensar sus emisiones.
Además de críticas densas en contra de las falsas soluciones climáticas más conocidas por sus impactos en la región, durante el encuentro se alertó sobre otros esquemas de créditos de carbono asociados a monocultivos de árboles y a la llamada agricultura de carbono. Según una investigación de GRAIN, los mercados de carbono de Aforestación y Reforestación (AR) abarcan 9 millones de hectáreas en el Sur Global, y se han constituido en un espaldarazo para la ampliación territorial de reforestadoras comerciales, cuyos impactos han sido ampliamente denunciados.
La agricultura de carbono parte de la errónea premisa de acumulación de carbono en suelos a través de prácticas agropecuarias como cero labranza (no arado) o rotación de pasturas y nuevas variedades con raíces profundas, relacionadas a la ganadería industrial. Casos como el del gigante cárnico Minerva, que a través de su programa Renove promueve “carne carbono neutral” y además comercializa créditos, han sido denunciados por sus vínculos con la deforestación y el acaparamiento de tierras en la Amazonía brasileña.
En Colombia, el caso de la Hacienda San José, publicado por la GFC, mostró repercusiones a la comunidad indígena Sikuani, especialmente a las mujeres, por un proyecto en proceso de obtención de créditos de carbono que aspira en su punto máximo criar 450.000 reses, ahora “carbono negativas”.
La realidad está cambiando y las organizaciones y movimientos sociales ajustan las estrategias de defensa y cuidado. “Actualmente vemos que el debate no es solo sobre mercados de carbono stricto sensu, sino que hay diferentes formas de apropiación de los bosques y bienes comunes de la naturaleza, como la datificación de la agricultura y digitalización de los territorios”, destacó Leticia.
“Sin embargo, vemos formas de resistencias potentes. Las mujeres tienen un papel destacado, están en la primera línea de las resistencias. Oímos relatos fuertes en el encuentro, pero también se expusieron las resistencias para impedir el avance de proyectos de mercado y lograr la reproducción de las sociedades comunitarias que queremos construir. La agroecología, la gestión de los bienes comunes de la naturaleza, los fondos comunitarios, el intercambio y la preservación de semillas son algunas de las resistencias vivas en nuestra región”.
Letícia Tura, directora ejecutiva de FASE, durante el Encuentro de Mercados sobre la Naturaleza, en Guararema, Brasil. Foto: Valentina Figuera Martínez.
Omar Yampey, director ejecutivo del Centro de Estudios Heñói, lidera acciones de lucha contra el agronegocio y los monocultivos en Paraguay. De hablar pausado y cautelosa elocuencia, es un experto en el negocio forestal que ha causado estragos socioambientales en ese país, a manos de empresas como Forestal San Pedro y Forestal Apepu –ambas pertenecientes a la cartera del Fondo Arbaro–, que juntas controlan más de 17 mil hectáreas de monocultivos de eucaliptos en ese país (el Fondo Arbaro es un programa del Fondo Verde para el Clima).
Omar Yampey, director ejecutivo del Centro de Estudios Heñói. Foto: Mombú Audiovisual.
“Las falsas soluciones tienen elementos de las formas clásicas del extractivismo y el agronegocio. El gobierno paraguayo tiene toda una política de explotación extensiva de monocultivos de eucalipto. En la zona norte de Paraguay las comunidades indígenas nos piden ayuda para decodificar esta propuesta del mercado de carbono que se instala como algo poco claro. Este encuentro nos permite ir con más claridad al territorio. No es una cuestión moral en el sentido de juzgar a las comunidades que accedan al mercado de carbono, sino una cuestión política. Tenemos que situarnos a partir de ese escenario”, planteó Omar.
Cuando el Norte Global justifique la destrucción ambiental, que no digan que los territorios del Sur guardaron silencio. Que no imaginen que desaparecimos sin hablar. Hablamos, resistimos y perduramos con nuestras soluciones reales. Que eso quede.