Compensaciones de biodiversidad: Una solución fracasada para la conservación – Un nuevo análisis desacredita la “pérdida neta nula” y exige medidas urgentes
Comunicado de prensa
Compensaciones de biodiversidad: Una solución fracasada para la conservación
Un nuevo análisis desacredita la “pérdida neta nula” y exige medidas urgentes
[UTRECHT, 10 de octubre de 2024] – Las compensaciones de biodiversidad son una ilusión peligrosa que permite a las empresas beneficiarse mientras se destruyen ecosistemas y las comunidades pagan el precio, ha advertido hoy la Coalición Mundial por los Bosques (GFC, por sus siglas en inglés). En lugar de apoyar esta estrategia fracasada, los gobiernos y las instituciones financieras deben dar prioridad a la conservación genuina, defender los derechos de los Pueblos Indígenas y las comunidades locales, de las mujeres en toda su diversidad y de las comunidades locales y afrodescendientes, y reconocer el valor inherente de la naturaleza, que no puede reducirse a un balance, afirmó la GFC.
“Para detener la oleada de pérdida de biodiversidad, debemos rechazar las soluciones basadas en el mercado e invertir en verdaderos esfuerzos de conservación que den prioridad a las personas y al planeta”, declaró Souparna Lahiri, asesor senior de política climática y de biodiversidad de la GFC. “Las compensaciones no reparan el daño; sólo lo reubican. Pretenden restaurar la biodiversidad, pero las cicatrices que dejan son permanentes”.
La advertencia llega antes de la decimosexta Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (COP16) que se celebrará en Cali, Colombia, del 21 de octubre al 1 de noviembre, junto con la publicación de un nuevo análisis de la GFC sobre los profundos defectos de los mecanismos de compensación de la biodiversidad.
Las compensaciones de biodiversidad están adquiriendo impulso en todo el mundo como estrategia fundamental a raíz del Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal (KM-GBF), adoptado en la COP15 en diciembre de 2022. Los gobiernos, las instituciones financieras y las organizaciones transnacionales de conservación promueven cada vez más la compensación como forma de contrarrestar los daños medioambientales causados por industrias como la minería, la agricultura industrial y las infraestructuras. Pero este enfoque no salvaguarda la naturaleza. Por el contrario, permite a las corporaciones lavar de verde sus proyectos destructivos al tiempo que retrasa los auténticos esfuerzos de protección ambiental.
Descarga el informe completo aquí
“Las crisis de pérdida de biodiversidad y cambio climático están profundamente entrelazadas, y las compensaciones de biodiversidad están repitiendo los mismos errores que las compensaciones de carbono: sirven de fachada para ocultar la continua destrucción y los abusos de los derechos humanos”, afirmó Mary Louise Malig, Directora Política de la GFC. “Son una ilusión en el mejor de los casos y corruptos en el peor, un lavado verde de los beneficios empresariales a costa de nuestro planeta. Todavía hay una oportunidad de cambiar el rumbo, pero sólo si rechazamos estas soluciones fallidas basadas en el mercado y cerramos el paso a los grupos de presión corporativos que nos conducen al colapso.”
Estas compensaciones no constituyen una solución viable para detener la pérdida de biodiversidad, afirmó la GFC. Los proyectos de restauración así llamados a menudo no consiguen reproducir los complejos ecosistemas a los que sustituyen, lo que hace que el objetivo de “pérdida neta nula” sea ilusorio e inalcanzable. La compensación se ha convertido en un resquicio para que las industrias más dañinas -como la minería, los combustibles fósiles, la agricultura industrial y el desarrollo de infraestructuras- accedan a la tierra y al capital mientras mantienen su licencia social para seguir operando. Al marcarse a sí mismas como conservacionistas, estas empresas pueden continuar sus actividades dañinas sin control.
Además, las compensaciones tienen un alto coste social y cultural, ya que socavan los derechos de los Pueblos Indígenas y las comunidades locales, en particular de las mujeres y la juventud. Suelen provocar desalojos forzosos, pérdida de acceso a recursos esenciales y violaciones de derechos fundamentales, privando a las comunidades de sus derechos y sin alternativas. Al mismo tiempo, los supuestos beneficios para la conservación rara vez se materializan. Los supuestos hábitats restaurados no suelen igualar la biodiversidad de las zonas originales, y los planes resultan ineficaces en muchos casos, perpetuando la pérdida de biodiversidad en lugar de mitigarla.
“La biodiversidad no es un libro de contabilidad que se pueda cuadrar. Las compensaciones permiten a las empresas explotar la naturaleza, mientras que las personas que dependen de ella pagan el verdadero coste”, afirmó Valentina Figuera Martínez, coordinadora de la campaña Justicia de Género y Bosques de la GFC. “A menudo, son las mujeres y las niñas -que ya se enfrentan a injusticias de género y a un acceso restrictivo a la tierra, el dinero, el poder y los recursos- las que sufren las peores consecuencias de estas violaciones de derechos. Estos programas no hacen sino perpetuar las profundas desigualdades de género que luchamos por superar.”
Según la GFC, es necesario tomar medidas urgentes. Las compensaciones de biodiversidad deben rechazarse como una falsa solución y sustituirse por estrategias genuinas respetuosas con la integridad ecológica y los derechos de las comunidades. Los gobiernos deben crear marcos normativos sólidos y contribuciones obligatorias, en lugar de confiar en medidas corporativas voluntarias que se han quedado cortas una y otra vez. Esto incluye reorientar las subvenciones dañinas, aumentar los impuestos a los contaminadores e invertir en prácticas de conservación transformadoras que aborden las verdaderas causas de la pérdida de biodiversidad.
Por otra parte, las instituciones financieras internacionales y los grupos conservacionistas deben dejar de facilitar el cabildeo empresarial que promueve las compensaciones. Los esfuerzos de conservación deben priorizar el bien público, reconociendo el valor inherente de la naturaleza, que no puede reproducirse ni sustituirse mediante mecanismos de mercado. Las soluciones reales a la pérdida de biodiversidad pasan por apoyar la agroecología, la conservación comunitaria y las iniciativas lideradas por las mujeres, los Pueblos Indígenas y las comunidades locales y afrodescendientes.
La COP16 de Cali es una oportunidad crítica para que los países realineen sus esfuerzos de conservación de la biodiversidad con los tres objetivos principales del CDB. Deben comprometerse con objetivos de biodiversidad tangibles en lugar de con programas de compensación superficiales. Esto significa abordar las causas fundamentales de la pérdida de biodiversidad, como la destrucción de hábitats, la agricultura insostenible y la expansión industrial. Todas las iniciativas sobre biodiversidad deben respetar los derechos de los pueblos indígenas, las mujeres y las comunidades locales, dando prioridad a la conservación comunitaria que garantice beneficios equitativos para todos los titulares de derechos.
Para cumplir el compromiso de la COP15 de redirigir al menos 500.000 millones de dólares anuales de subvenciones perjudiciales hacia actividades que protejan la naturaleza, hay que desmontar los incentivos a la destrucción medioambiental. Las compensaciones de biodiversidad, los créditos y otros enfoques de mercado deben eliminarse de la agenda del Marco Mundial de Biodiversidad y sustituirse por mecanismos de financiación dirigidos por las comunidades.
Los gobiernos deben aprovechar este momento para adoptar estrategias transformadoras que defiendan la integridad ecológica, protejan los DDHH y reconozcan el verdadero valor de la naturaleza más allá de lo monetario. La biodiversidad no es una mercancía para comprar y vender: es la base de la vida en la Tierra, y la política multilateral debe reflejar esa realidad.
“La llamada pérdida neta nula es una ilusión: las compensaciones de biodiversidad no funcionan. Intercambian ecosistemas reales por beneficios hipotéticos que rara vez se materializan”, afirmó Souparna Lahiri. “Hay que redirigir las subvenciones perjudiciales, gravar a los contaminadores y apoyar a las comunidades en las primeras líneas de la protección ambiental. Así es la verdadera financiación de la biodiversidad”.