Ecoturismo controlado por las comunidades en el Amazonas ecuatoriano
Por Fundación Pachamama, Ecuador
La Fundación Pachamama trabaja con comunidades indígenas en el Amazonas ecuatoriano y peruano para apoyar la autonomía y defender los derechos de los pueblos originarios, así como los derechos de los territorios de los cuales dependen. También lucha contra la expansión de las industrias extractivas a gran escala y la agricultura extensiva en el Amazonas, las cuales son unas de las mayores amenazas para los pueblos indígenas y la biodiversidad. El trabajo de la Fundación Pachamama fue tan amenazante que en 2013 el gobierno ecuatoriano cerró a la organización como castigo por su oposición a los planes estatales de permitir que millones de hectáreas de selva tropical fueran despejadas para compañías de perforación petrolera.
Desde que ganó la batalla por el restablecimiento de su trabajo en 2017, la organización ha redoblado esfuerzos para proteger las culturas indígenas y la biodiversidad, en particular, a través de la Iniciativa de las Cuencas Sagradas del Amazonas, que tiene como objetivo establecer una región protegida en Ecuador y Perú que esté fuera de los límites de la extracción de recursos a escala industrial y gobernada de acuerdo con los principios de los pueblos indígenas tradicionales.
La justicia de género es un elemento intrínseco en el desarrollo, implementación, monitoreo y evaluación de los proyectos de la Fundación Pachamama. Esto, garantiza que las mujeres indígenas se vean beneficiadas y que se reconozca su valor político, económico y sociocultural. La organización reconoce que hombres y mujeres indígenas tienen relaciones y conocimientos diferentes sobre los bosques, por lo que el reconocimiento de estas diferentes funciones es fundamental para apoyarlos en la construcción de cambios positivos en sus comunidades. Esta conciencia también ha permitido importantes momentos de reflexión y aprendizaje organizacional en los proyectos de la organización, lo que se refleja en el enfoque de las comunidades hacia la gestión política a nivel local.
El extenso trabajo de la fundación incluye “Ikiama Nukuri” (Mujeres protegiendo el bosque), un programa que busca construir poder colectivo y amplificar las voces de las mujeres indígenas para mejorar la salud materna, infantil y reproductiva. También se llevan a cabo actividades más amplias de fomento de capacidades con las organizaciones indígenas, para que puedan defender mejor sus propios derechos, y apoyo en el desarrollo de medios de vida sostenibles y alternativas económicas al extractivismo. Parte de este trabajo incluye el apoyo a desarrollos ecoturísticos gestionados por la comunidad, que son accesibles y benefician a toda la comunidad.
Dos de los proyectos de ecoturismo más emblemáticos de Ecuador son el Kapawi ecolodge, en el territorio Achuar; y Naku, en el territorio Sápara. Aunque estos sitios se encuentran a diferentes niveles en la escala de confort, comparten los principios clave de la propiedad comunitaria y la protección de las culturas indígenas y la biodiversidad.
Kapawi ecolodge se encuentra en el territorio del pueblo indígena Achuar y es un lujoso desarrollo ecoturístico con una capacidad para albergar a 30 huéspedes. Fundado en 1996, fue considerado pionero del ecoturismo comunitario en la región. En 2007 recibió una inversión de más de 2 millones de dólares y la propiedad fue transferida a tres comunidades, las cuales son responsables de la gestión del espacio, mientras que otras nueve comunidades se benefician directamente del proyecto. El ecolodge ha tenido un impacto enormemente positivo en términos de creación de empleo local y protección de valores culturales, conocimientos ancestrales y biodiversidad. Ha recibido 12 mil visitantes en total hasta el momento, 95% de los cuales son extranjeros, principalmente de Estados Unidos y la Unión Europea.
Por su parte, el proyecto Naku está ubicado en el territorio del pueblo indígena Sápara, reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Tiene una infraestructura más básica que facilita la administración del espacio y se centra en el uso de conocimientos médicos tradicionales para llevar a los visitantes a una experiencia transformadora. Fomenta el empleo local a través de la escuela más cercana y trabaja para preservar la lengua indígena Sápara, considerada en peligro de extinción. Naku es administrado por un comité directivo que es elegido por un período de tres años por una asamblea comunitaria en la que participan todos los habitantes. A pesar de que los hombres frecuentemente ocupan cargos clave en los comités, los responsables de la gestión cotidiana de las actividades, como cocina, limpieza, orientación o cuidado, generalmente están distribuidos de manera equilibrada entre mujeres y hombres, y un sistema de turnos garantiza que cada familia pueda trabajar y beneficiarse de Naku.
En 2020 ambos proyectos fueron cerrados por un largo período debido a la pandemia, pero sus profundas raíces en la comunidad y los fuertes vínculos que habían fomentado con los visitantes les permitieron sobrevivir y abrir nuevamente sus puertas. En Kapawi, las relaciones que el albergue había construido con los huéspedes significó que las donaciones y el apoyo recibido mientras estaban cerrados permitieran recibir a los huéspedes de nuevo de manera segura. La respuesta de Naku a la pandemia fue crear un curso en línea para mantener relaciones con los visitantes y ofrecerles una forma nueva y alternativa de intercambio y experiencia.
La Fundación Pachamama también busca fomentar el ecoturismo comunitario en Ecuador, reconociendo que este aún depende en gran medida de los visitantes del norte global, quienes viajan largas distancias para llegar a estos lugares remotos. A la organización le gustaría ver más ecuatorianos en estos desarrollos ecoturísticos, en lugar de que se vayan al extranjero. Asimismo, invita a los visitantes extranjeros a permanecer más tiempo y visitar más lugares mientras estén en esos espacios naturales, para aprovechar al máximo los costos y los impactos del viaje.
Otro factor importante a considerar es que los viajes dentro de Ecuador y el Amazonas ecuatoriano también dependen de los vuelos (en avionetas), ya que el sistema de carreteras es muy limitado. Las comunidades indígenas quieren mantenerlo de esta manera, ya que el desarrollo vial traería deforestación, industrias extractivistas y la destrucción de la cultura indígena, mientras que los viajes aéreos en este caso tienen un impacto mucho menor.
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